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Pedregoso estaba intentando atrapar laboriosamente una garrapata que tenía en el cuello.

—¿¡Y no le disteis un par de arañazos de recuerdo!? ¡Ni que fuéramos un Clan de mascotas!

Ante el bufido Pedregoso irguio las orejas y dejó al molesto parásito, para fijar su mirada en Garra Negra, sus uñas estaban fuera como si en vez de tierra tuviera bajo él al intruso negro. No respondió, solo lo miró largamente. El corpulento gato resopló apartando la mirada mientras murmuraba algo. 

—Yo habria peleado.— maullo entonces Zarpa de Luz, seriamente, alzando la barbilla.

—¡Yo quería pelear!— añadió Zarpa Empolvada poniéndose al lado de la esbelta gata amarilla.

Pedregoso abrió los ojos de asombro.

—No lo parecía mucho ayer— gruñó, agitando la punta de la cola. 

—¡No soy un cobarde!— bufo el gato moteado dándole la espalda.

—Es cierto,— lo apoyó Zarpa de Luz— Qué seamos aprendices no nos hace peores.

«¡Nadie ha dicho eso!» Pedregoso puso los ojos en blanco mientras se levantaba y se alejaba de alli, en su camino

ó chocó con Patas Nubladas. La gata ronroneo mientras elevaba la cola para darle un toque en la espalda. Pedregoso ronroneo tambien.

—Tengo que ir a patrullar, nos vemos luego— maulló la gata justo cuando Pedregoso iba a proponerle cazar juntos.

Asintió algo decepcionado. Su espalda se erizó al ver a la gata trotar con la cola elevada hacia Canción de Piedra. El gato gris la recibió con un sonoro ronroneo. Irritado soltó un bufido, a su lado los bigotes de Tormenta Azulada se agitaron.

—¿Celoso?— maulló sonriendo.

Pedregoso la miró de reojo antes de alejarse. ¿celoso? Sí. estaba celoso. ¿Cómo no iba a estarlo? Canción de Piedra había sido aprendiz junto a él. nada mejor que una espina en la cola.«¿Qué habrá visto Patas Nubladas en esa bola de pelos molesta?» Se dijo a si mismo malhumorado. Iba a introducirse en su guarida cuando vio a Zarpa Empolvada seguido por Zarpa de Luz, Nutrina, Zarpa de Pino y Reyezuelino iban tras sus patas. «¿Qué traman?» Un escalofrío le recorrió ,a espalda al fijarse en las orejas agachadas y el paso decidido de Zarpa Empolvada. Espero unos instantes antes de seguir al pequeño grupo por el bosque, asegurándose de dejar cierta distancia.

—¡fuera!— oyó de pronto.

—¡Atrapadlo!— bufó Zarpa de Luz después.

Pedregoso aceleró el paso, llegando justo para ver como un gato dorado salía corriendo de su territorio, los cinco aprendices difícilmente en sus patas. «¡No! Estúpidos gatos jovenes» Saltó tras ellos, pero cuando salió de los árboles solo vio a los aprendices, ya no corrían, se movían despacio, parecían olfatear. «¿Y el gato dorado?» Pedregoso se introdujo en el territorio del Clan del Páramo y se dirigió hacia los gatos. 

De pronto una sombra paso por su lado, rauda y veloz. Miró al cielo y u corazón se heló al ver a un gran ave de enormes alas doradas.

—¡Cuidado!— gritó.

Nadie pareció oirlo. El guerrero observó como el águila se lanzaba en picado, silenciosa y letal, hacia los gatos. Sus garras se cerraron sobre su uno de ellos, que aulló de dolor. El silencio quedó quebrado, para volver tan pesado como roca. Durante unos latidos de corazón todos estuvieron callados, aterrados. después el aprendiz atrapado volvió a chillar, y el águila lanzó un grito agudo mientras batía sus alas.

Gatos guerreros. Sombras en la noche.Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora