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Pedregoso notó como los copos de nieve golpeaban su espalda. Estaba sentado en la entrada de la guarida de Lagartijina. Zarpa de Pino estaba jugueteando con una bola de musgo, una larga cicatriz había quedado en su hombro, marcando para siempre al gato, pero parecía estar casi recuperado.

—¿¡Puedes dejar de hacer eso!?—siseó Lagartijina cuando una bola fue a parar sobre el montón de bayas que estaba organizando.

El aprendiz rodó sobre su espalda soltando un suspiro.

—Estoy bien, ¡déjame salir!- suplicó mientras comenzaba a arrancar más musgo.

—Estoy ocupada. Guarda silencio y deja de molestar. Aquí hay gatos descansando.— maulló lanzándole una mirada a Zarpa Empolvada.

Zarpa de Pino soltó un sonoro suspiro.

—Pero yo ya estoy bien...— murmuró agachando las orejas con resignación.

—Si te quedas reposando en tu lecho, quizá mañana puedas salir. — dijo la curandera olfateando la cicatriz del gato.

—¿Quizá?

La gata agitó la cola.

-¡Sino te quedarás aquí otra luna!— bufó.

Zarpa de Pino se ovilló.

—¡Vale! Pero mañana podré salir — maulló mientras se acomodaba y tapaba su oscura nariz con su cola.

Pedregoso sonrió tristemente mientras su mirada volaba hacia Zarpa Empolvada. Se acercó a él y lo empujó suavemente.

—hey... ¿vamos al bosque?— preguntó acercando su hocico a la única oreja del gato.

Zarpa Empolvada lo miró. Pedregoso trató de mantener su pelaje alisado y su expresión tranquila. la cara del gato estaba destrozada, sin una oreja y un ojos, con cicatrices surcándola por todos lados, y un labio curvado. Tragó saliva.

—¿vamos?

Zarpa Empolvada se levantó pesadamente. 

—Déjame solo.— gruñó— No quiero nada de ti. Podías habernos salvado, y no lo hiciste. Esperaste al último momento, ¿verdad? Para que todos crean que eres un héroe. ¡pues no lo eres!— bufó saliendo de la guarida.

Pedregoso lo siguió, su hermano estaba en el centro del campamento, con la cola elevada hacia el cielo. No pareció amilanarse ante las miradas de sus compañeros de Clan. 

—Estrella Nubosa— llamó— Creo que hemos peleado duro y demostrado nuestra valía en aquella batalla. Debemos ser recompensados— tomó aire, sin molestarse por los crecientes murmullos— ¡Debes nombrarme guerrero!

la líder lo miró largamente.

—Lo haría si no tuvieras un ojo ciego. — respondió enroscando la cola pulcramente sobre sus patas.—Entrenarás con Goteada, y veremos si puedes ser nombrado guerrero, o si no.

Zarpa Empolvada erizó los hombros, pero la líder continuó.

—Zarpa de Luz, Reyezuelino. Venid.— maulló.— Ambos habéis entrenado duro. Zarpa de Luz, hace una luna debería haberte nombrado, pero lo haré ahora. Reyezuelino, cazas y peleas como un zorro, y has demostrado valentía en el incidente. Yo, Estrella Nubosa, le pido al Clan estelar que entrene a estos aprendices. Han entrenado duro para comprender el sistema de vuestro noble código, y os lo encomiendo a su vez como guerreros. Zarpa de Luz, a paritr de ahora serás conocida como Brillo Luminoso. El Clan estelar honra tu paciencia y lealtad— declaró— Reyezuelino, a partir de ahora serás conocido como Pluma de Reyezuelo. El Clan Estelar honra tu valor y destreza.  Os doy a ambos la bienvenida como guerreros de pleno derecho al Clan del Bosque.

Mientras que el Clan coreaba los nombres de los recién nombrados Zarpa Empolvado tensó los músculos y saltó hacia la Cornisa Alta.

—¡Demostraré que aun puedo pelear!— bufó, mientras us patas traseras se balanceaban en el aire.

Pedregoso creyó que iba a caer, pero el joven moteado logró alzarse hasta la cima. la gata lo miró con tranquilidad y saltó al suelo.

—Está bien.— maulló— Demuéstrame como peleas.

Zarpa Empolvada saltó al suelo erizado, su mirada puesta en la esbelta gata gris. Sacó las uñas. Los gatos del Clan se replegaron contra los bordes del claro. Lagartijina salió de su guarida, pero no habló. Brillo luminoso y Pluma de Reyezuelo estaban sentados muy juntos, sus orejas erguidas con curiosidad. Pedregoso se quedó de pie al lado de Bigotes de Leopardo, que miraba a su hijo con la boca entreabierta. 

La líder desenvainó las uñas mientras Zarpa Empolvada seguía gruñendo. Estrella Nubosa se agazapó, sus músculos ondulados bajo su corto pelaje. Zarpa Empolvada saltó, sus garras extendidas hacia delante, estrella Nubosa saltó pero el aprendiz cambió de dirección, sin embargo no fue lo suficientemente rápido y Estrella Nubosa logró apartándose, corriendo hacia el lado ciego del gato, que trató de girar para volver a verla, pero la gata siguió moviéndose hasta encontrar el momento oportuno para actuar, desde detrás del aprendiz elevó una zarpa y le arañó una oreja, y cuando este agachó la cabeza se elevó sobre sus patas traseras y golpeó con las delanteras los hombros de Zarpa Empolvada, que cayó. La líder volvió a colocarse en el lado ciego del gato, y cuando este rodó quedando bocarriba le dio un par de zarpazos en su suave vientre. 

—Suficiente.— maulló después, guardando las uñas.

Zarpa Empolvada se levantó entre siseos de furia. Al lado de Pedregoso Bigotes de Leopardo se había tensado, sus largas uñas estaban fueran.

_¿¡Cómo has podido!?— espetó entonces, saltando hacia delante. 

Sus mandíbulas se agarraron a los hombros de la líder con firmeza, mientras fijaba sus uñas en sus costados. Estrella nubosa trató de liberarse, pero el guerrero la tenía bien sujeta. Pedregoso corrió hacia ellos, y cogiendo a Bigotes de Leopardo del pescuezo tiró hacia atrás, separándolo de la gata. Se colocó sobre el inmovilizándolo.

—¡Zarpa Empolvada ha elegido pelear! Si no podías soportarlo debiste actuar antes, no ahora.— bufó, agitando la cola.

El gato lo miró con furia.

—Serías mejor proscrito que guerrero, lo llevas en la sangre.— siseó tan bajo que solo Pedregoso lo oyó.

«¿Se refiere a...?» Pegó las orejas al cráneo.

—guarda las uñas, Bigotes de Leopardo.— ordenó aumentando la presión.

El gato se tensó unos instantes antes de relajar los músculos, en cuanto Pedregoso lo liberó se dio unos lametones en su pelaje y se sacudió.

Estrella Nubosa lo miró, la sangre caía por sus costados.

—Hablaré contigo en cuanto Lagartijina trate mis heridas.— maulló mientras se dirigía a la guarida de la curandera.

Viento Gélido fue el primero en moverse.

—¡Vamos! Las presas no se cazan solas— maulló dirigiéndose a Corazón Nocturno para hablar con él.

Pedregoso entornó la mirada sin apartarla de Bigotes de Leopardo, el gato estaba tumbado lavándose su costado. "Serías mejor proscrito que guerrero, lo llevas en la sangre". Esas palabras resonaron en sus oídos. ¿Sabía que no era su hijo? ¿Sabía que Musgoso era un proscrito?

Se giró al oir el gruñido de Zarpa Empolvada, su único ojos brillaba con ira. 

—Traidor. Ni siquiera aprecias a tu familia.— espetó.

Pedregoso parpadeo, no tenía nada que decirde.

—Debes afrontar tu camino, Zarpa Empolvada. — susurró antes de alejarse de allí.


Gatos guerreros. Sombras en la noche.Where stories live. Discover now