10 Pasos para enamorar a Potter | Drarry/Harco

Paso 2: Se gentil (Intenta no maldecirlo) | Parte 3

Paso 2: Se gentil (Intenta no maldecirlo) | Parte 3

Sin perder más tiempo, Draco apunta con su varita a dónde imaginaba estaba Potter, ignorando lo mucho que le estaba incomodando la serpiente que ahora le estaba subiendo por el torso.

—¡Flipendo! –Grita fuerte, como si subir la voz potenciara el efecto del hechizo. No estaba muy seguro de si aquello funcionaría. El encantamiento no era de lo más poderoso, ya que, en el caso de que le llegara a Potter tampoco quería matarlo, pero estaba seguro de que si le atinaba al menos le daría una oportunidad al ojiverde de utilizar su varita.

Y de pronto, ante la agitada respiración de Malfoy y los quejidos de forcejeo de Potter, todo súbitamente desaparece, tan repentino como habían comenzado las cosas.

El agarre del torso de Malfoy afloja con un último siseo, las luces se encienden y Harry, quien estaba siendo absorbido por la fuerza a unos buenos metros del suelo, cae fuerte.

Ambos chicos se miran un segundo sin decir nada antes de que los pasos, y posteriormente movimiento de manija, los hiciese girar la vista hacia la puerta.

La mirada de sorpresa de Umbridge duró al menos un minuto entero. Y es que no era para menos. El salón de pociones del profesor Snape no sólo tenía a Harry Potter en el suelo sujetando fuerte su codo, con la camisa desordenada y el cabello más rebelde que de costumbre junto a Draco Malfoy, igual de despeinado, con las mejillas rojas y su túnica rota, sino que además todo el salón estaba patas para arriba. El armario de ingredientes estaba vacío con los respectivos desparramados por todo el suelo, los pupitres estaban volcados, las cortinas descolgadas, hojas de pergamino de las tareas que Snape había dejado dentro de su escritorio estaban repartidas por todo el perímetro arrugadas y los pocos gusarajos que quedaban para ponerle fin al castigo, estaban hasta por las paredes.

—¿¡QUÉ-OCURRIÓ-AQUÍ!? –Pregunta la mujer, con tanto odio cargado en su voz que parecía que en cualquier minuto les echaba una maldición imperdonable a los chicos. —¡POR MERLÍN, ESTO ES UN DESASTRE!

—¡Profesora, algo entró al castillo! Unas serpientes... y todo se puso oscuro –Comienza Malfoy a explicarle a la mujer, sin saber muy bien por dónde empezar. —¡Vamos, Potter, cuéntale! –Agrega mirando a Harry quien se incorporaba sin soltar su brazo.

—Es...es cierto, profesora. Estábamos por ir a cenar cuando sucedió todo. La habitación oscureció, aparecieron serpientes y un mini tornado sacudió todo. –Draco asintió enseguida ante las palabras de su enemigo pero no pudo evitar darse cuenta que en cuanto salieron del chico no sonaban de lo más verídicas. Vamos, se dijo, que si él no hubiese presenciado el asunto tampoco se lo tragaba.

—¿Que algo entró al castillo? ¿¡QUE ALGO ENTRÓ AL CASTILLO!? –Exclama Dolores subiendo más el tono a cada segundo. —Esperan que crea eso. Ustedes, niños, son unos maleducados, desordenados sin remedio. Draco Malfoy, me sorprendes. Conozco a tu padre y es un honorable hombre de muy buenos modales. ¡Es inaudito que no sigas sus pasos!... Con respecto a ti, Potter, ya desde el primer día noté que no te tomas las cosas para nada en serio. Eres un irresponsable. Ambos lo son. –Dice la mujer echando humo por las orejas.

—Es verdad, profesora, lo que decimos es cierto –Insiste Harry sin muchas esperanzas.

—¿A caso cree que hicimos esto a propósito? –Sisea Malfoy con el ceño fruncido, prepotente.

—¡Peeves, ve por Dumbledore ahora! –Ruge la profesora al constatar que el poltergeist estaba asomando la cabeza al salón. Éste, totalmente ofendido, se aleja blasfemando por lo bajo. —No tienen remedio, si yo tuviese el poder los expulsaría así sin más.