Paso 5: Un detalle nunca está de más.

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Paso 5: Un detalle nunca está de más.

Los tres Slytherin pasan junto a los Gryffindor, y ya sea porque no se percatan de su presencia o sólo porque deciden ignorarlos, ninguno voltea la cabeza a verlos, y los leones no pueden estar más agradecidos con eso.

Aquel domingo era el primer día soleado en semanas y la mayoría del colegio estaba en los jardines aprovechando el escaso calor del sol.

Los más pequeños corrían, otros leían y terminaban los deberes para la semana y algunos sólo se dedicaban a conversar.

Como Ron y Harry.

Los dos amigos llevaban al menos un cuarto de hora al aire libre. Ron estaba totalmente tendido sobre el pasto, con una bufanda que le cubría la cabeza amortiguándole la voz. Se podía decir que la resaca ya lo estaba abandonando. Se había devorado el almuerzo, señal de que ya no tenía el malestar en el estómago, la cabeza ya no le martilleaba como si le fuese a explotar ante el más mínimo sonido y la horrible sed que lo había atacado al despertar ya comenzaba a cesar.

Harry por otro lado, estaba sentado y afirmaba la espalda en el tronco de un árbol que aún estaba desprovisto de hojas, efecto del invierno, y asentía o respondía escuetamente a lo que Ron le decía.

Para ser alguien con resaca no le paraba la lengua, y Harry tenía cosas mucho más importantes en las que pensar.

—... por otro lado, Harry ¿Tú de verdad crees que eso tenga sentido? –Cuestiona Ron, y se queda en silencio aguardando la respuesta de su amigo.

Harry no tenía idea de que responder, sólo se había dedicado a arrancar el césped que tenía cerca, enrollándolo en un dedo y tirándolo y la voz de Ron había pasado a un segundo o tercer plano.

—Me arrepiento tanto de no haber traído un libro conmigo. ¡Que sol el día de hoy! –la oportuna voz de Hermione interrumpe, para su suerte, sentándose junto a ellos.

—¿Acabaste ya con todos los mocosos? –Pregunta Ron y la bufanda impide que vea la mirada nada amigable de la chica. Hermione y una de las prefectas de Ravenclaw se habían dedicado a realizar hechizos impermeables sobre los grupos de alumnos pequeños para que no se mojasen con la humedad del césped.

—Pues, si –Responde Hermione. Comienza a quitarse la bufanda y los guantes mientras miraba tras Harry, hacia un punto indeterminado pensando quién sabe qué cosa. El pelinegro está a punto de preguntar cuando los ojos de Hermione vuelven a él —¿Saben? Lo de ayer me dio una idea...

Ron se quita la bufanda de la cabeza para incorporarse y para poner más atención mientras que Harry se irgue un poco más.

—¿Qué cosa? –pregunta el pelinegro, curioso.

—¿Jugar más seguido a estos juegos muggles?

—No, sino hacer este tipo de actividades con más frecuencia... creo que las relaciones entre las casas mejorarían bastante. –opina la chica.

El pelirrojo se encoge de hombros tras meditarlo un par de segundos.

—Y podríamos incluir también a los elfos ¿te parece? –Se burla Ron.

—¿Veo que te divertiste anoche, entonces? –comenta Harry. Hermione hace un gesto con la cabeza que no indica ni un sí ni un no.

—Si, al principio... luego, las cosas se salieron un poco de control –afirma. Gira la cabeza hacia Ron y entorna los ojos —El que pareció divertirse bastante y que fraternizó muy bien fue otro... ¿no, Ron? –agrega, y a pesar de que Hermione intenta sonar indiferente, Harry distingue un tono de molestia en sus palabras.

10 Pasos para enamorar a Potter | Drarry/HarcoWhere stories live. Discover now