10 Pasos para enamorar a Potter | Drarry/Harco

Paso 9: Ofrécele ayuda en sus inevitables impulsos Gryffindor

Paso 9: Ofrécele ayuda en sus inevitables impulsos Gryffindor.

El TIMO de "Historia de la Magia" se desarrollaba en el Gran Comedor, y todos los estudiantes de quinto año se encontraban sentados en fila, uno tras otro, rindiendo el agobiante examen.

Habían transcurrido quince minutos desde que le habían entregado el pergamino con las preguntas y lo único que había contestado Harry era su nombre. Y no, no porque no supiera las respuestas, sólo no lograba concentrarse. Se sentía inquieto y ansioso, y el aire le parecía tan pesado que lo mareaba, logrando que no comprendiera ni un ápice de lo que leía.

Mira hacia sus lados disimuladamente. Todos tenían la vista fija sobre su papel. Algunos escribían, otros leían muy concentrados y otros lamían su pluma mientras parecían pensar en sus respuestas. Harry suspira, en la mesa que estaba junto a él se encontraba Hermione y a su pluma solo le faltaba que le saliera humo por lo rápido que estaba escribiendo.

Harry entonces decide pasar a las últimas preguntas, quizás esas estaban más fáciles de entender, pero no alcanza. Algo extraño le sucede.

El silencio se vuelve palpable, como si se estuviese metiendo por sus oídos, alejando todo sonido posible de él para reemplazarlo por un pitido incesante. Los bordes de su vista comienzan a tornarse oscuros, como si una bludger lo hubiese golpeado en la cabeza, sin embargo, no se siente desesperado. A medida que su vista se nubla se va sintiendo cansado, tan agotado que hasta los brazos le pesan para pedir ayuda. Entonces, apoya su cabeza sobre la fría y rígida madera del pupitre que lo siente casi tan cómodo como su almohada.

Y, como si el tiempo avanzara más lento, siente como va cayendo al vacío.

En realidad, sabe que no cae, porque aún tiene la mesa contra su mejilla, pero era como si una fuerza intangible lo absorbiera por completo.

Todo se vuelve negro por un instante, y ya no está durmiendo. Está perfectamente de pie.

Su vista comienza adecuarse a la poca luz que va reapareciendo en dónde sea que se encuentre, y sus piernas se dirigen rápido hacia adelante, por un largo corredor. A Harry le gustaría saber hacia dónde va, pero ni siquiera se hace de una posible idea. Sólo sabe que no debe dejar de caminar.

Entonces, cuando le faltaban quizás unos cuantos pasos para llegar al final del pasillo, reconoce la puerta. Esa con la que llevaba meses soñando y que por más que intentaba abrir para ver que había al otro lado, no lo conseguía.

Pero ahora, la distancia entre ésta y él era cada vez menor y necesitaba ver que escondía.

Cuando ya está a su alcance, vacila por unos segundos, toma el pomo y espera, como si en cualquier momento fuese a despertar y el misterio continuase intacto, aguardando hasta el próximo sueño, si se lo permitía.

Pero no ocurre nada, y Harry gira el pomo, sin si quiera imaginarse que es lo que podría encontrar. Quizás no había nada y sólo era el armario de las escobas o quizás, por lo escondida que estaba, guardaba toda clase de artículos oscuros.

La abre, y asoma lentamente la cabeza hacia el interior.

De todas las cosas que se podía encontrar, jamás imaginó que hallaría a su padrino, Sirius Black, siendo torturado.

***

Draco debía admitir que Historia de la Magia no significaba para él un total suplicio como a muchos de sus compañeros. La clase que dictaba el profesor Binns si era para morirse de aburrimiento pero la historia en sí le gustaba. Cuando niño su madre siempre le contaba sucesos importantes que habían ocurrido en el mundo mágico por tanto, la mayoría de lo que hablaba el maestro ya lo había escuchado de boca de su progenitora.