Nueve.

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—Iré a caballo —anunció Briseida, llevando a Calisto por las riendas hasta el vehículo aún aparcado donde todos pudieran observarlos

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—Iré a caballo —anunció Briseida, llevando a Calisto por las riendas hasta el vehículo aún aparcado donde todos pudieran observarlos. Bellamy y Clarke estaban de pie junto a este, la última miró al caballo con una débil sonrisa.

—¿Cómo se llama? —preguntó, acercándose lo suficiente para acariciar el hocico del animal, quien la recibió a gusto. Briseida la observó con cariño, apoyando la palma de su mano en el lomo.

—Calisto —replicó en voz baja. Era agradable conversar de forma normal incluso después de lo que había sucedido.

Luego del espectáculo, Briseida anunció el entierro de Izaiah hacia el anochecer. Para entonces, estaría de vuelta en Oskru con una nueva alianza.

—¿De la mitología griega? —cuestionó Bellamy, interrumpiendo el hilo de sus pensamientos.

Briseida lo observó. Estaba de pie con los brazos cruzados, a pesar de que su rostro no dejaba entrever qué pensaba en realidad, era claro que se asemejaba a la pregunta que le hizo cuando se conocieron en el Arca luego del desfile por el Día de la Unidad.

—Sí —contestó, volteando antes de que las emociones se reflejaran en su rostro. Montó a Calisto, tomando las riendas. Clarke y Bellamy la observaron, la primera con cierta admiración que Briseida deseó hacer desaparecer mientras que el segundo con la mandíbula tensa—. Sé el camino —añadió golpeando con suavidad la parte trasera de Calisto con su talón, haciéndola trotar.

 Sé el camino —añadió golpeando con suavidad la parte trasera de Calisto con su talón, haciéndola trotar

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Llegó a Arcadia seguida del vehículo, que se detuvo detrás de ella. Con Calisto moviéndose de un lado hacia otro impaciente debido a que se había emocionado por correr entre los árboles, Briseida observó el perímetro. La última vez que había estado allí, miles de emociones se acumularon en su cuerpo resultando en un catastrófico llanto en su cabaña. Esta vez, se sentía controlada. Tenía claro lo que tenía que hacer y cuál era su objetivo. Recuperar la Llama. Irse con Oskru. Nunca más volver a ver a Skaikru. Eso era todo.

Comprendía que ejecutar el plan sería mucho más complicado de lo que era hablarlo pero debía tener fe en que pronto lo resolverían.

Se bajó de Calisto en cuanto un guardia se acercó a ella. El mismo que la había recibido el día anterior con una actitud arrogante. Esta vez, la miró sin hablar y asintió con la cabeza en forma de saludo como debería haber hecho desde un principio. Le devolvió el saludo, siguiéndolo con la mirada mientras se llevaba a Calisto de las riendas.

Atlas II | Bellamy BlakeWhere stories live. Discover now