Trece.

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Al regresar al campamento, se encontró con una fogata iluminando los rostros pensativos de todos los que estaban a su alrededor

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Al regresar al campamento, se encontró con una fogata iluminando los rostros pensativos de todos los que estaban a su alrededor. Debido a la copa de los árboles unidas a lo alto, las llamas no se vieron afectabas por el rocío, aunque Oskru se tomó el tiempo de tender las sábanas que habían tomado de la aldea sobre sus cabezas con la intención de que, si el rocío se intensificaba en una lluvia, estuvieran cubiertos. Además, ahí era donde dormirían.

Briseida caminó en silencio, sentándose bajo un techo improvisado y apoyando la espalda en el árbol más cercano. Su cabeza daba vueltas con todo lo que acababa de pasar. El roce de Bellamy aún latente en su mejilla y sus palabras creando ecos en su mente. Su corazón latía con tanta fuerza que creyó se oiría entre el silencio pero nadie volteó a mirarla, excepto por Clarke, Octavia y Eira. Las dos primeras volvieron su atención a las llamas enseguida, mientras comían lo que fuera que llevaban en una bolsa conservadora. Eira, sentada delante de ella, la miró unos segundos eternos esperando una explicación o... Algo. Pero Briseida se acomodó en su lugar, tomando una de las bolsas donde habían cargado lo necesario para sobrevivir esos quince días. Allí dentro había ropa. La colocó debajo de su cabeza y giró, dándole la espalda al resto con la intención de dormir, pero el sueño no llegó. En su lugar, siguió oyendo el fuego crepitar, las respiraciones y las gotas de lluvia que se hacía más. También escuchó los pasos de Bellamy acercarse a ellos y cómo entablaba una corta conversación con Clarke, seguida de sonidos. Estaban poniéndose de pie.

—Podemos compartir los vehículos si quieren dormir allí —comentó Clarke en voz baja como si temiera despertar a quienes ya dormían.

—Gracias —contestó Eira en un tono amable que Briseida supo era sincero—, pero estamos bien aquí —aseguró.

Como Briseida daba la espalda a la escena, era imposible ver las expresiones de quienes estaban aún alrededor de la fogata. Mientras esta conversación corta entre Clarke y Eira tomaba lugar, Monty, Jasper y Octavia se habían retirado en silencio pero Bellamy se había quedado detrás, junto a Clarke, con su mirada sobre el cuerpo de Brisa al tiempo que los recuerdos volvían a florecer dentro de su mente. Deseó con todas sus fuerzas que Brisa se pusiera de pie con la misma actitud alegre que tanto recordaba y extrañaba, y le dijera que se fueran de allí ahora mismo, que dejaran todo porque no había otra cosa más importante que ellos dos. Pero claro que nada de esto sucedió y una parte de Bellamy lo tenía claro. Mientras él se aferrada a la Brisa que alguna vez conoció, la que se encontraba frente a sus ojos era una completamente diferente. Lo comprobó en la playa, cuando los sentimientos del pasado dominaron su juicio y Brisa estuvo a punto de ceder, retractándose a último momento. Cuando lo dejó solo, deseó volver el tiempo atrás con una intensidad jamás vivida y hacer las cosas bien, cualquier cosa, el más mínimo detalle que pudiera cambiar para llevar una historia diferente. Aunque si su historia con Brisa debía repetirse hasta aquel trágico final, al menos le diría que la amaba y la había amado desde hacía tiempo, pero había sido muy cobarde para admitirlo.

Atlas II | Bellamy BlakeWhere stories live. Discover now