LuHan es un chico plebeyo, normal, como se diría. Está en la universidad de Seoul, y está feliz con su vida. De verdad lo está. Tal vez no está en su tierra natal, China, pero tiene todo lo que un chico de su edad desearía tener.
Éxito, salud, diner...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
— De acuerdo, vamos a ponerte el traje — Soyoung abrió el forro en el que estaba el traje y con ayuda de dos empleados, lo sacó lentamente para no dañarlo de ninguna manera.
El pelo de LuHan ya estaba arreglado, pero aún faltaba la corona y el enorme velo, que estaba siendo llevado a él por diez trabajadores. Soyoung le dejó el traje sobre la pequeña mesa de vidrio del salón.
— ¿Qué te parece? — preguntó con una sonrisa — ¿No es hermoso?
LuHan inspeccionó el hermoso traje blanco con detalles dorados. La tela parecía tan delicada que temía tocarla y rasgarla.
— Los detalles dorados tienen diamantes amarillos sostenidos por un pequeño broche de oro. — le señaló Soyoung — Y un pedazo de esta tela podría llegar a costar 10, 000 dólares.
LuHan abrió los ojos de par en par. ¡10, 000 dólares! Soyoung aplaudió feliz y abrió la caja de zapatos italianos blancos que debían ir con el traje. LuHan los vio con superioridad. Él se encargaría de no llevar esas cosas incómodas.
— Bueno, será mejor que te vistas ya — Soyoung llamó a los trabajadores hombres — El tiempo nos pisa, Lu. Debemos ponerte el velo aún. Los chicos aún lo están trayendo, es demasiado largo y tienen prohibido doblarlo. Iré a ver como van.
Los trabajadores hombres le quitaron la ropa simple que llevaba. Aunque LuHan habría preferido hacerlo solo, sabía que no sería posible.
Baekhyun y Kyungsoo entraron unos minutos después. — Lamentamos el retraso, Lu. Íbamos detrás de los chicos que llevaban tu velo. Dios mío, era tan largo que ocupaba todo el corredor, LuHan. — dijo Baekhyun. — Vamos a ayudarte ahora.
Ambos chicos lo ayudaron a ponerse el traje sin arrugarlo demasiado. Frente al espejo, los tres amigos se vieron a sí mismos, con unas sonrisas y los ojos llorosos de Kyungsoo y Baekhyun.
— Estás hermoso — le susurró Kyungsoo.
Baekhyun asintió y se abanicó los ojos para secar las lágrimas. — Es verdad. Estás precioso, Lu. Estamos orgullosos de ti.
