¡Sorpresa! 👑

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LuHan soltó una risita que no pudo retener por más tiempo. Intentó disimular comiendo un pedazo de carne, pero todos se giraron a mirarlo por unos segundos.

—Como decía —dijo Lady Kim, condesa de Incheon —Ese programa es una total falta de respeto para nosotros. Nos han puesto un apodo despectivo a todos y cada uno.

SeHun se mantuvo escuchando mientras comía lentamente. El rey debía dar el tiempo suficiente a todos para hablar sobre sus temas. Era una cena real, después de todo. Todos los condes y condesas del país estaban allí, además de otros con títulos reales.

LuHan había tenido a su segundo bebé hace apenas dos semanas, y ahora debía cumplir con su deber de rey consorte. Y uno de sus deberes era escuchar las estupideces que estas personas ricas tenían que decir.

—No veo una solución a ello —dijo Chanyeol —Se trata de un programa que hace burla de nosotros, pero en ningún momento dicen nuestros nombres ni nada parecido.

—Eso es obvio, Chanyeol —habló de nuevo la condesa —Ya que tenemos unos coloridos sobrenombres.

—¿Cómo cuáles? —preguntó SeHun, después de limpiarse la boca con la servilleta de tela.

—Al parecer yo soy Royal Pimple. —dijo la mujer. Levantó la barbilla con soberbia antes de explicarse —Lo que traducido sería Grano o espinilla real.

LuHan no contuvo la risa y dejó que saliera. Se tapó la boca de inmediato, pero ya era un poco tarde para eso. No podían culparlo. Se había estado tragando la risa cada vez que una de estas personas hablaba. Incluso sus palabras refinadas le habían reír.

La condesa lo miró, como si no pudiera creer que se burlara de ella. —No se crea, mi rey. —le dijo en tono altanero —Usted también tiene uno.

—No deseo saberlo —interrumpió SeHun.

—Yo sí quiero saberlo —LuHan se enderezó en su lugar con algo de fuerza, lo que hizo que la tiara en su cabeza se moviera. —Considero que no hay nada de malo en saberlo.

—Las personas pueden ser crueles, cariño —le recordó SeHun. —Lo mejor es ignorarlos.

—No es algo que personas como usted deban escuchar, su majestad —habló el conde de alguna ciudad que LuHan ni siquiera recordaba.

LuHan frunció el ceño, algo confundido —¿No es algo que debamos escuchar para saber lo que le molesta a la gente?

Todos en la mesa se echaron a reír, burlándose de su inocente pensamiento. SeHun le dio una sonrisa para tranquilizarlo. Él nunca se reía de él. —Oh, su majestad. Es demasiado obvio que usted es nuevo aquí.

—No es tan descabellado. —continuó —Si encontramos nuestros puntos negativos, podremos arreglarlos y darle al país un trato que les guste más.

—LuHan —la condesa habló de nuevo, y esta vez estaba lista para hundir su humilde idea. Empezando por llamarlo por su nombre y no por su título. —No podemos hacer lo que el país quiera. Si así fuera, nuestra familia, nuestros títulos, estarían bajo tierra. Se quedarían en el olvido. —la mujer dejó los cubiertos sobre su plato para inclinarse un poco más hacia la mesa. —Pero no te culpo. Tú no naciste en una familia real, no conoces nuestro código de vida.

—Te recuerdo que te estás dirigiendo a tu rey —SeHun le dio a la mujer una mirada asesina y su postura se puso tan firme y dura, que parecía que empezaría a blasfemar en cualquier segundo. —Ten algo de decoro cuando hables con mi esposo.

La mujer bajó la cabeza rápidamente —Tiene razón, su majestad. Por favor, disculpe mi falta de respeto.

—Creo que no es conmigo con el que tienes que disculparte.

Prince's Boy • HunHan •On viuen les histories. Descobreix ara