Jimin es un chico sumamente enamorado de Min Yoongi, dispuesto a declararle su amor, sin más.
Yoongi, un chico frío, con gran fascinación a tener sexo con cualquier par de piernas bonitas que se crucen en su camino.
¿Quien diría que una declaración...
Jimin abrió los ojos encontrándose con la oscuridad de donde sea que estuviera, trato de ajustar su vista a la oscuridad para poder ver mejor, cuando logró hacerlo, empezo a curiosear con la mirada, sus manos empezaron a toquetear la superficie donde estaba acostado.
De un momento a otro los recuerdos vinieron como si una bomba se tratase, una bomba a punto de explotar; Jimin empezo a temblar fuertemente. Los recuerdos que se tardó en enterrar en lo mas profundo de su alma no tardaron en hacerse notar.
Lo que sucedió antes de desmayarse lo hizo recordar.
Recordar lo que es sentir el miedo.
Recordar lo que es sentirse asqueado por si mismo.
Recordar lo que es ser Jimin.
Por que si, Jimin nunca fue valiente, fingir ya es cosa de todos los días, fingir ser valiente, ser feliz, fingir lo que nunca volverá a ser.
¿Por que fingir? Se tu mismo, muestra lo que tienes en tu interior.
Dirían muchas personas, pero es irónico, piensa Jimin. Si el mostrara lo que tiene en su interior quedarían horrorizados.
Si finges podrás hacer a otros felices.
Si finges te pueden dar amor a cuestas de tu propio dolor.
...
La puerta del lugar donde estaba se abrió suavemente dando paso a un Yoongi demasiado asustado para ser cierto. Cuando Yoongi se había dado cuenta de que Jimin no reaccionaba no supo que hacer, entro rápidamente en pánico, lo único que le ocurrió fue vestir nuevamente a Jimin y vestirse a si mismo para después avisarle a su padre que un amigo suyo se quedaría a dormir en casa ya que tendrían que terminar un trabajo de química muy importante. No quería levantar sospechas, ni responder preguntas innecesarias.
– ¿Estas bien?– fue lo primero que preguntó Yoongi después de estar parado como idiota varios minutos en el marco de la puerta–
No recibió respuesta, Jimin no le dirigió ni la mirada, podía ver su cuerpo temblar pero no quería acercarse, no quería empeorar las cosas por el momento.
Jimin de un momento a otro se paro y empezo a correr en dirección a la salida de esa casa, importándole poco haber empujado fuertemente con el hombro a Yoongi en el proceso, solo quería huir de lo inevitable, quería huir de si mismo, librarse de la tortura que lo carcomía a cada segundo.
Quería huir de su pasado; la vida le dejo de importar hace mucho, las marcas en sus muñecas y piernas lo demuestran.
Tal vez era un poco sádico pero a Jimin le encanta ver el carmín que salen de sus heridas hasta caer el en suelo, le gusta presionar sus muñecas bañadas en carmín, tal vez por que solo el dolor le recuerda que era vivo, las cuchillas se volvieron una gran compañía cuando se sentía solo.
Hay cicatrices en todo su cuerpo, tal vez por eso siempre lleva suéteres. Tal vez... Solo tal vez, cuando se enamoro de Min Yoongi, su vida volvió a tener sentido, pero la vida se encargó de recordarle lo perra que podía ser.
Corrió lo mas rápido que pudo hasta su casa donde corrió mas rápido para llegar a su cuarto, derrumbandose por completo ahí, las lágrimas no tardaron en llegar, nublando su vista, queriendo hacer manifestación su soledad.
Jimin se quito su chamarra y las heridas en sus brazos se hicieron notar, recordándole uno de sus estúpidos escapes, recordándole lo que nunca dejaría de ser.
Una vez mas se dirigió hacia su baño el cual estaba conectado con su habitación, donde tomo una de las cuchillas que tenia escondida en su cajón de cosas personales, sus padres nunca tocaban ahí, dándole completa privacidad.
La cuchilla no tardo en hacer un camino color carmín por su piel, enterrándose más profundo cada vez, pero... Jimin era un cobarde, odiaba su vida pero tenia miedo de terminar con ella.
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Hola! Solo quería decir que... Vendo tamales, compras dos y pagas 10 :v
