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Un diamante sigue siendo un diamante sin importar dónde lo hayan colocado

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Un diamante sigue siendo un diamante sin importar dónde lo hayan colocado

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Jueves, 8 de marzo de 2018

- Oh, señor, por fin libre - la joven salió del baño. Ya tenía la ropa ordinaria puesta y se dedicaba a recoger junto a su padre la mochila y las bolsas, y algún que otro regalo que le habían traído durante su estancia en el hospital.

Esa misma mañana el médico entró en su habitación para darle una buena noticia. Después de una semana ingresada por sus altas fiebres, podía volver a casa y seguir con su vida. Su temperatura volvió a la normalidad, y el malestar había desaparecido completamente. Se habían quitado el susto del cuerpo, sabiendo que era una simple gripe y no algo más grave.

- ¿Y este oso deforme? - preguntó el adulto, confundido al ver un peluche amarillento con forma poco definida.

- ¿Dónde ves el oso, papá? Es Gudetama. No te metas con Gudetama. Parece que salió mal, pero porque es hecho a mano. No lo tengas en cuenta, sigue siendo como un dios para mí.

- Nami ha tenido la idea, ¿verdad?

- Obviamente. Estaba clarísimo.

El hombre seguía sin estar convencido de que esa cosa no fuera un oso, pero optó por meterlo en la mochila. Cerró la cremallera y dejó las bolsas en la entrada. Ya habían acabado, no tenían tantas cosas para recoger.

- Quiero empezar ya las clases.

- Pues hasta el lunes te quedarás con las ganas.

- ¿Hasta el lunes? Ni hablar. Mañana me tienen en la puerta.

- Cariño, ¿qué ha dicho el doctor? - la miró, cruzándose de brazos y enarcando una ceja. Molesta y con tono de burla, Haru repitió las palabras del especialista.

「 水 」ANODINOWhere stories live. Discover now