𝗔𝗡𝗢𝗗𝗜𝗡𝗢 ㅡ Lee Haru, buena como un ángel, formando nuevas amistades, sobreviviendo al infierno que es la vida. Hwang Hyunjin, un lobo solitario con semblante frío ante todos. Compañeros de clase prácticamente desconocidos. Una primera ficha de...
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Yo también tengo muchos defectos, pero no por eso merezco que no me quieran
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Domingo, 29 de abril de 2018
Hyunjin no quería ni abrir los ojos, estaba muy cómodo. Estiró los brazos pero, al notar el frío, volvió a meterlos bajo las sábanas. Se tapó hasta el cuello con ellas y suspiró. Pagaría por estar todo el día acostado en la cama, con ese colchón tan mullido...
¿Cama?
¿Dónde narices estoy?
Miró a su alrededor, pero no vio nada más que sombras. La cortina de la habitación estaba echada y solo entraban débiles rayos de luz, que no permitían ver apenas nada.
¿Es esto la versión moderna del cielo? ¿Me he muerto?
Se desenredó de las sábanas, muy a su pesar, y caminó como pudo pegado a la pared en busca del interruptor de la luz. Desvió la mirada hacia suelo al deslumbrarse, pero cuando sus ojos se habituaron a la luz, miró el escritorio y lo que había encima.
Ah, es verdad. Haru.
Buscó su móvil para saber la hora, pero no lo encontró. Debió dejarlo en algún lugar del comedor. Porque él... Se durmió en el comedor...
¿Cómo he llegado hasta su cama? ¿Y dónde está esta chica?
Abrió la ventana. Se miró en un espejo que había colgado en la pared e intentó peinarse un poco, ya que la ropa no podía plancharla. Estiró las sábanas e hizo la cama, y colocó algunos peluches que habían por el suelo, que intuyó que iban allí al verlos sin sentido.
¿Y ahora yo qué hago?
Abrió la puerta despacio, con mucha cautela, sin saber qué se encontraría. Por la raja que había abierto, miró si había alguien alrededor, y al no ver movimiento, salió. Buscó por el comedor su teléfono móvil, pero no lo encontraba. Tampoco estaba su amiga. Estaba solo e incomunicado en territorio desconocido.
Una estruendosa voz le sobresaltó, haciendo que se llevara las manos al pecho. Alguien le habló por detrás, y era imposible que a Haru le hubiera cambiado la voz a la de un señor adulto en tan solo una noche. Lentamente se giró, encontrándose con un hombre al que identificó como su padre.
