Capítulo 19

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Capítulo 19

—No puede creer lo que hizo Fernando. Enviar a Sídney tan lejos de nosotros y a ese manicomio.

—Tranquila, señora Rossell, en menos de lo que se prende un chamizo, Sídney estará de vuelta en Uspiam y dejaremos esto en el pasado —aseguró April, sonriendo comprensivamente y pidiendo refuerzos a través del espejo retrovisor para que sus amigos no la abandonaran al consolar a Julia.

—No he sabido nada de él en una semana. Ese hospital se rehúsa a darme información. Dicen que tengo que ir para confirmar mi identidad.

—Son muy estrictos —concordó Konrad, bajando la ventana del auto —, y se endurecieron aún más luego del cambio de personal...

—¡Es cierto! —exclamó Verónica, haciendo que todos se sobresaltaran —. Lo había olvidado, pero un día me crucé con mi vecina entrometida y dijo que la habían despedido de ese hospital.

—Todos creen que se debió al cambio de propietario que sucedió en el verano —explicó Konrad —. Lo que no me explico es cómo hicieron para recontratar tanto personal. ¿Acaso los nuevos empleados están dispuestos a ir hasta tan lejos todos los días?

—Yo lo estaría si no tuviese más trabajo —dijo Ayulen, con su mirada en el sudoku, como era usual —. Puedes subir la ventana, Konrad, por favor. El viento no permite que llene mi sudoku.

—Pues no lo llenes —dijo Verónica, poniendo los ojos en blanco —. ¡Ya basta! Estoy cansada de verte siempre haciendo eso —aseguró, arrebatándole el sudoku a Ayulen.

—Devuélvemelo por...

—Despídete —agregó la rubia, lanzando el jueguecillo por la ventana, que se fue volando hasta perderse rápidamente entre los árboles.

—Vero —dijo April —, no puedes hacer eso...

Ayulen no dijo una sola palabra, se limitó a buscar algo entre el pequeño bolso que llevaba.

—Le estoy haciendo un favor. ¿No lo ves?... ¡Por las aguas de Uspiam! ¿Acaso eres una maldita fábrica de esas porquerías? —preguntó Verónica atónita, al ver que Ayulen había conseguido otro sudoku —. Me voy a enloquecer en este auto —suspiró agotada debido a cosas sin sentido como la música que April ponía desde la silla del copiloto.

—Ya debemos estar cerca —aseguró Konrad, viendo a través de la ventana a los árboles cubiertos por unas nubes tristes.

—Sídney me contó sobre el accidente que tuvieron por acá —dijo Julia Rossell con sus manos en el manubrio, muy ansiosa por saber el porvenir de su hijo.

—¿Qué le contó exactamente, señora Rossell? —inquirió Konrad, atento por una respuesta que todos esperaban.

—Chocaron contra un venado...

—No chocamos exactamente. La llanta se pinchó y encontramos al venado ya tirado en la carretera.

—Perdón, Konrad, tienes razón, eso fue lo que me contó. Este bosque siempre me ha parecido tenebroso. Recuerdo muy bien la primera vez que lo vi. Fue luego de la luna de miel con Fernando en Fiyi. Él hablaba de Uspiam todo el tiempo y yo estaba emocionada por venir, pero desde que el auto entró en este bosque me sentí observada, y el temor reemplazó la emoción, era como si algo estuviera siguiéndonos.

—Fiyi... debió haber sido una luna de miel hermosa —suspiró April.

—Lo fue, y aún es lo único hermoso de mi matrimonio. Fernando es un lobo con piel de cordero. —Todos callaron ante la declaración de la señora Rossell —. Disculpen, no debí haber dicho eso.

Las Profundidades De Uspiam (Las Gemas De Uspiam II)Where stories live. Discover now