Capítulo 20

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Luego de salir de la variante del hospital, el auto de Julia retomó la carretera principal y avanzó con dirección al norte. Sin embargo, el camino a Magna no era corto ni mucho menos sencillo. Las constantes curvas que aparecían en la carretera no permitían acelerar demasiado y, a medida que el tiempo pasaba, los ambientes de la reserva forestal cambiaban sin piedad otorgando unas vistas magníficas que pasaban de riscos a lagos profundos y de bosques a playas.

Para Konrad fue inevitable recordar como su vida era normal la última vez que había pasado por ese camino. Eran cuatro simples amigos volviendo de Magna con unos disfraces para Halloween y con preocupaciones banales, ahora, unos cuantos meses después, intentaban luchar contra el tiempo por encontrar miles de respuestas y salvavidas que los mantuvieran respirando, al menos por unas semanas más.

Las maravillas naturales se redujeron después de tranquilas horas de viaje y los ojos de Konrad se encontraron con el primer asentamiento humano, un pueblo extremadamente pequeño conocido como Patlu, pero muy conectado con el mundo, lo que lo hacía que su atmósfera se sintiera más cosmopolita y avanzada que la de Uspiam.

—Te perdiste de un gran espectáculo por andar atenta a tu sudoku.

—Lo dudo —respondió Ayulen —. Un espectáculo donde desaparecieron mis padres no vale la pena para mí.

—¡Tus padres! —exclamó Julia, frenando en seco —. Pobres... —agregó, suspirando profundamente —. Éramos buenos amigos, mucho diría yo...

—¡¿Los conocía bien?! —preguntó Ayulen, aproximando su cabeza a los puestos delanteros.

—Eso creo. Eran buenos, personas invaluables, como la mayoría de gente en Uspiam.

—¿Se amaban?

—Sí, y mucho...

—¿Y me amaban?

—¡¿Que si te amaban?! Fuiste su mayor orgullo y felicidad. Todos en el pueblo sabían todo de ti porque no paraban de hablar sobre ello. Tu primera palabra, tus primeros pasos, tu color favorito... Nunca entendí como pudieron abandonarte, fue tan desconcertante.

—¿Sabía algo más de ellos, señora Rossell? Quizá le dijeron que iban a escapar o de pronto...

—Lamentablemente no. Dejamos de hablar unas semanas antes porque Fernando creyó que yo le era infiel con tu padre, Ayulen, incluso fue hasta su casa a amenazarlo. Por eso decidí cortar toda relación, para evitar problemas.

—Vaya esposo —murmuró Ayulen, regresando a su cabeza a los puestos traseros.

—Y, Ayulen... siempre creí y aun creo firmemente que tus padres no te abandonaron, al menos no porque ellos quisieran —dijo Julia con una sonrisa.

Luego del fin de la conversación, el auto dio un giro por una curva para rodear una pequeña elevación de tierra, y frente a ellos apareció Magna, la ciudad más grande de la región. En su centro crecían edificios que tocaban las nubes y una mancha de polución se podía ver en lo alto, acompañada de un paisaje deprimente y totalmente asfaltado de miles de hogares con alguna que otra mancha verde que representaba un parque de reducido tamaño.

Ninguno de ellos estaba acostumbrado a tal entorno y rápidamente Konrad subió las ventanas para evitar que cualquier vestigio de contaminación entrara en su nariz.

—¿Cómo vamos a encontrar la casa de tus tíos aquí? —preguntó Ayulen, escaneando tantas cosas juntas que sucedían en la carretera por donde pasaban, y eso que recién entraban en el perímetro de la ciudad y no habían ido más allá de los suburbios.

Las Profundidades De Uspiam (Las Gemas De Uspiam II)Where stories live. Discover now