Capítulo 22

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Su estancia ahí se había convertido en un constante bucle de cotidianidad. No recordaba con claridad el cien por ciento de sus días, a veces incluso despertaba en su cama y solo recordaba una hora del día anterior. La única persona con la que hablaba era la enfermera, Mary Rose Greenhall, y muy de vez en cuando el director del Hospital Psiquiátrico Weltschmerz también hacia alguna que otra aparición.

Juntos le habían dicho que padecía de algo no muy grave y que lo estaban curando. Día tras día le aseguraban que ya faltaba poco, pero aún seguía ahí. Siempre miraba por la ventana para ver a Uspiam tan lejano. Para pasar el tiempo imaginaba que estaba con sus amigos, otras veces con sus hermanos, y otras cuantas con Marycella o Elio.

Al final de mucho pensar sobre todo y todos no pudo evitar preguntarse por qué nadie había ido a visitarlo, ni siquiera su familia. Los echaba bastante de menos. Extrañaba el contacto y la compañía humana. Mary Rose Greenhall no lo dejaba salir de la habitación en ningún momento, decía que él estaba demasiado cuerdo para juntarse con los pacientes psiquiátricos. Sin embargo, él dudaba que no hubiese salido de la habitación. Tenía recuerdos confusos de pasillos oscuros y estancias que no podía ubicar exactamente, además de sueños muy reales donde Reese entraba por la ventana y hacían las cosas que solían hacer.

Ya quería salir de ahí. No aguantaba más. Le bastaría con un momento fuera de la habitación, solo eso. Se levantó de la cama. Usaba ropa totalmente blanca y unas pantuflas cómodas como una nube. Se aproximó a la puerta que ya sabía estaría con llave. Tenía que haber otras opciones. Se dirigió a la ventana y la abrió hacia arriba todo lo que pudo. Su cuerpo no iba a entrar ahí fácilmente, pero debía intentarlo.

Luego de varios intentos y raspones con la madera Sídney logro escabullirse por la ventana. Afuera su valentía se hizo añicos y al mirar abajo supo que si se resbalaba estaba muerto. Sus pies se mantenían sobre una cornisa. Con cuidado movió sus piernas y se deslizo hacia un lado. Su habitación era bastante especial. Estaba en el final de una de las torres del hospital psiquiátrico.

Se inclinó para dejarse caer. Ahora sus manos se sostenían de la cornisa y sus pies flotaban en el aire. El viento estaba descontrolándose. Seguro era por su culpa. Estaba demasiado nervioso. Respiró profundo e intentó ver hacia el cielo nublado. De alguna manera se convenció que si caía llegaría allí y no a la tierra. Se dejó soltar otra vez y cayó unos metros más hasta sostenerse de otra cornisa. Hubo un respiro más, pero esta vez fue de alivio.

Había una ventana frente a él. Por ahí podía volver al interior. Como no tenía los brazos libres optó por utilizar el aire. Con un ventarrón rompió el vidrio en pequeños pedazos. Se balanceó tres veces y en la última se soltó de la cornisa. Su cuerpo se movió y entró fluido por la ventana. Cayó al suelo en cuclillas para amortiguar el sonido de su entrada.

Se encontraba en un salón de música. Había guitarras, pianos, micrófonos, entre otros instrumentos. Alguien caminó tras la puerta del lugar y él no tardó en esconderse bajo el piano. Era el único lugar apenas cubierto bajo el cual podía ocultarse.

La persona entró, pero solo pudo ver sus pies. Vestía de blanco, y por su caminar hubiese apostado a que era un hombre.

El desconocido recorrió el salón de música y terminó por agacharse junto a los vidrios rotos de la ventana para tomarlos en sus manos. Hubo un gemido sutil y luego Sídney vio como un líquido azul emanaba desde la mano del hombre. Eso no le dio demasiada confianza.

Agachado logró llegar a la puerta. Al parecer no había llamado la atención del hombre. Siguió andando por un pasillo con cuadros de varias criaturas mitológicas griegas y no se detuvo. Constantemente miraba para atrás en busca de alguien que lo estuviese siguiendo. Encontró unas escaleras minutos después y descendió por ellas trotando. Pasó por más estancias raras y peculiares. Jamás oyó un solo ruido. Se preguntaba dónde estaban todas las personas.

Las Profundidades De Uspiam (Las Gemas De Uspiam II)Where stories live. Discover now