Capítulo 12

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Un fuerte estruendo en la puerta principal me obliga a inclinarme con los ojos casi cerrados. Barro el área, llevándome el susto de mi vida. Hay un hombre a un lado de mi cama con la barbilla entre las manos. Ethan. Me queda viendo fijamente y por un instante me parece ver un brillo coqueto. Enseguida recuerdo que suelo dormir sin sostén y tapo mi pecho con el edredón.

— ¡Joder! ¿Podrías llamar en vez de entrar como si fuese tu casa? ¿Y si no llego a estar vestida, pedazo de idiota?

— No veo el problema. — sonríe. Me escanea el rostro con sus grandes ojos multicolores, deja escapar un suspiro —. Realmente te luce estar babeada.

Inmediatamente giro medio cuerpo y limpio el rastro de baba con mi mano para volver a verlo.

— ¿Qué haces aquí, Ethan?

— Tengo mis encantos. ¿Ves estos ojos? Son perfectos para dar lastima.

— Dime la verdad o llamaré a la policía.

Lo piensa por un momento.

— Y yo les diré que me has secuestrado. ¿A quién le creerían más?

— A mí.

— No con esos hilos de baba. — se ríe.

Le tiro la almohada y me abalanzo sobre él con todas las intenciones de matarlo, pero logra esquivarme justo a tiempo. Aterrizo sobre el piso frío de mi habitación. Esto le provoca más gracia y mi enojo aumenta. Sin embargo, despeina su cabello y pone un rostro completamente serio.

— He querido visitarte.

— ¿Para?

— ¿No se puede visitar a una amiga?

— No. Sea lo que sea que estés haciendo, te recuerdo que mi mejor amiga es abogada.

Limpia su ropa con las manos para quitar el polvo y de pronto se pone de pie. Me guiña un ojo y  extiende su mano para ayudarme. De muy mala gana la tomo, cubriendo mi pecho con los brazos, y lo veo caminar hasta mi armario. Tira todas mis prendas por los aires y hasta dejar un pantalón junto a una camisa sencilla sobre mi cama.

— Fresita, ¿qué tal si desayunamos juntos?

— ¿Piensas darme veneno para ratones?

Niega.

— Jamás mataría a los amigos de cenicienta, mucho menos a ti.

— ¿A mí me torturarías?

— ¿Por qué piensas que soy el malo de la película? Hay gente mucho peor allá afuera, esperando por ti, por mí. Yo solo quiero un jodido desayuno contigo, ¿tan idiota me hace eso?

Me tiembla el labio inferior por un instante y quedo anonadada. Él no me dice nada más y se va por donde ha entrado. Antes que cierre la puerta, intento decirle que se largue, pero lo único que sale de mi boca es un balbuceo tonto e incoherente. 

Una media hora después nos sentamos en el comedor. Mi padre no está en casa y tampoco Abu, lo cual me parece muy extraño. Ethan devora mi desayuno mientras yo contemplo todos sus gestos en completo silencio. Toma el café que se había servido sobre mi taza favorita y solo levanta la vista al escuchar mi suspiro.

— ¿No piensas comer, fresita?

— No tengo hambre.

— ¿Estás molesta conmigo?

— ¿Cómo entraste a mi casa? — planto las palmas sobre la mesa — Acaso, además de ser sádico y mentiroso, ¿eres un delincuente con complejos de anémico?

MENDAXWhere stories live. Discover now