Capítulo 13

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Yo no nací para ser actriz, de eso y muchas cosas más estoy segura. La primera vez que actúe fue a los seis años, cuando papá comenzaba a tener doble papel en mi vida y me di cuenta que está bien tener una familia rota. De hecho, está muy bien.

Él fue el que me explicó, a su manera, como debía bañarme. Me enseñó a lavar mi cabello sin morir en el intento con los ojos irritados o el mal sabor a champú en la boca. Aprendió que una trenza doble no era igual a una trenza triple y probó todos los peinados en Thomas antes de lastimarme. Combinaba mi ropa y me explicaba como tinturar las prendas en negro para hacerlas ver como nuevas; además de jurar que ese color es un básico, pero que podían gustarme los colores locos como a la abuela. Papá siempre decía que en cualquier momento podía descubrir que era un alma libre y no pensaba impedirlo. Grace solía ayudarle con mi salud y Thomas con mis deberes, pero él nunca me fallo, aunque cometió muchos errores... como ese primer día.

Recuerdo que fue una mañana de invierno. El acto de la escuela estaba basado en los tres cerditos y yo era uno de ellos. La presentación más esperada de primer grado. Entonces tenía sentido, era una niña gordita que siempre andaba con alguna prenda rosa porque papá así lo prefería. Decía que me hacía ver realmente adorable, pero yo sabía que era lo más fácil de encontrar en cualquier tienda y sección para niñas... aparte del colorante negro.

Ese mismo día, Thomas Junior Brown, alias mi padre, tenía una reunión de urgencia porque su jefe intentó hacer una gran jugada que no salió para nada bien y Grace muchas cosas pendientes por hacer, entonces quedé bajo el cuidado de Thomas. Mi hermano era sumamente descuidado, de eso también estoy segura. Sus zapatos jamás combinaban, su ropa estaba al revés todo el tiempo y su cabello más de una vez tenía que ser cortado por un nudo con chicle. Y ahí estaba yo, siendo cuidada por ese idiota.

Lo primero que hizo fue despertarme treinta minutos antes del acto. Luego me puso el traje de cerdito al revés, dejándome la colita en forma de espiral en mis partes y la nariz en la frente. Resignado porque me miraba terrible, me dio un vaso lleno de leche con chocolate que era más pelotas de chocolate flotando olímpicamente en la leche, pero bueno. Por último, me obligó a correr junto a él porque se había gastado el pasaje del autobús en juego de máquinas.

Estúpidamente tardó mucho en darse cuenta de que era una niña de seis años la que estaba sosteniendo. Mis piernas eran más cortas y mi resistencia un asco, por eso, luego de su gran descubrimiento, me cargó como todo un saco. En pocas palabras, llegamos a la entrada del colegio unos veinte minutos después. Él no podía respirar bien y yo me sentía mareada. Terminaré diciendo que este cerdito fue tan zangoloteado que le dio un baño de leche a su profesor. Jamás quise volver a actuar.

Hasta ahora.

— ¿Estás segura de hacer esto? Sabes que puede ser ilegal, ¿cierto? — me mira preocupado —¿Cierto?

— La mayoría de las cosas que me han obligado a hacer son ilegales y mira, estoy viva.

— Joder, fresita, joder. Hablo en serio.

Acomodo la almohada que tengo en mi abdomen, simulando un vientre de algunos ocho meses, y le obligo a pasarme la peluca roja. Ethan, acercándose lo suficiente para que mi pulso se dispare, me ayuda a meter los mechones rebeldes de mi cabello a los lados y más de uno por la nuca. Cuando estiro algunas arrugas del vestido, él asoma la cabeza por el arbusto. Se nota que está nervioso, y si me preguntan, jamás imaginé que me ayudaría a hacerle este tipo de broma a su tío.

Saco el espejo y reviso que el lunar que dibujé en mi rostro continúe intacto. Limpio con mis dedos el borde de mis labios, barriendo el exceso de labial morado, y me pongo de pie, repasando todo el plan en mi mente. Se supone que a esta hora Callum está en casa con su prometida y la vieja estirada de su madre. Todo saldrá de maravilla si mis coordenadas están correctas.

MENDAXWhere stories live. Discover now