Capítulo 29

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Miro el patio desde el ventanal y selecciono una nueva canción en mi celular. El volumen es como un susurro con ritmo y rimas, y la brisa comienza a anunciar el invierno.

Han pasado un par de días desde que descubrimos uno de los pequeños secretos de Clare Stone. Por suerte, tanto ella como su marido, decidieron salir de la ciudad por asuntos políticos; sin embargo, eso no se ha significado paz para mis pensamientos. Es como si descubrir algo, por más grande que sea, apenas fuera la punta del iceberg. Y tengo miedo..., miedo del golpe que todo esto pueda darme.

— ¿Puedo acompañarte?

Miro la puerta entreabierta. Es Ethan, y su rostro está prensado entre la puerta y el umbral.

— ¿Qué sucede? ¿Tienes miedo de dormir solo?

— No... bueno, puede ser. —  sonríe —. ¿Puedo?

— Claro.

— ¿Es eso Sam Hunt? — cierra la puerta y, con sumo cuidado, se sienta a un lado.

— Break up in a small town. Suena bien, ¿cierto?

Él besa mi hombro desnudo.

— Todo va a estar bien, ya lo verás.

— ¿Por qué dices eso?

— No lo sé — susurra, y acaricia mi mano con el dedo gordo —. A veces siento que te conozco como la palma de mi mano, pero otras veces vienes y me sorprendes con todo eso que te compone. Yo solo quiero que sepas que, sea lo que sea que te está preocupando, todo estará bien. 

Siento un agujero en la boca del estómago. Todo comienza a sonar mal cuando sé que puedo confiar en él, pero prefiero no meterlo en este baile de dramas y armas. Y, aunque duela reconocer que al final de esta historia puedo perderlo, igual quiero... No. Debo protegerlo. 

— ¿Tienes más miedos escondidos, fresita?

— ¿Y tú no? —  sonrío, viendo la ventana — A veces siento que la cajita de los miedos es demasiado pequeña.

— No conozco de muchos miedos. Mi único único miedo es perderte — su sonrisa se tambalea un poco —. Me da pánico despertar y que tú no estés o simplemente me odies.

— Podría decir lo mismo.

Suelta mi mano y sus brazos se envuelven alrededor de mi cintura, sosteniéndome con delicadeza. En eso, sus largos dedos alejan la melena castaña que cubre mi cuello y besa la piel expuesta.

— ¿Sabes? Dicen que cuando te enamoras, eres capaz de hacer locuras por amor.

— ¿Te sientes enamorado?

— Tan enamorado que solo busco tu felicidad, sin importarme que pase por encima de la mía — susurra —. Verte me lleva al paraíso y eso es todo lo que sé del cielo, fresita. Te amo tanto que me aterra. Lastimosamente no conozco otra palabra que pueda definir la magnitud de mi amor. Siento que un simple "te amo" es insuficiente. 

Giro para verle. Nos quedamos en silencio unos instantes, sin apartar la mirada del otro. Ethan toma una de mis manos y la lleva hasta acunar su mejilla, disfrutando el tacto. Se le escapa un suspiro y luego barre mi rostro con esa mirada multicolor que me debilita y es capaz de hacer que Batman vuelve y Superman deje de ser tan invencible.

Tomando en cuenta todo lo que está sucediendo a mi alrededor y las consecuencias que me pueden matar de un día a otro, quiero que sepa todo lo que significa para mí, sin miedos ni penas. Quiero, de cierta manera, advertirle que no pienso dejar que nada le suceda. Darle mi promesa. Hacerle sentir seguro de mi amor y mis actos.

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