Capítulo 8

2K 195 198
                                    

Una Noche Con Varian 

Narrador

La plática de esta vez fueron las estrellas, aquellos cuerpos celestes eran el centro de atención en el camino.

Sin embargo, la joven inventora permanecía en duda de lo que había observado: los ojos celestes del alquimista mezclándose con el cielo nocturno y las estrellas. Ella consideraba, que tal pensamiento, sería pasajero.

Llegaron a Antigua Corona, ver la casa de Varian a un kilómetros forjo una mueca de felicidad en ambos, al fin descansarían en paz por el extenso día.

—Ven, aun hay mucho que mostrar— dijo Varian para después sostener a (T/N) del antebrazo y llevarla al inmueble —, es apenas el comienzo— esbozó el menor arrastrándola hasta su habitación.

—¡Tranquilo, Varian!— exclamó (T/N) entre risas —. No estamos escapando de un calabozo.

—¡Lo sé, lo sé!— contestó entusiasmado y abrió la entrada de conocer más al alquimista —. He estado esperando este momento, en que alguien se impresionara con mi talento y comprendiera mi vocación. Adelante, pasa.

—Gracias, Varian— dijo con una extensa sonrisa, esta aumento al entrar al mundo de su amigo. Quedó atónita —. ¡Fabuloso! ¡Nunca antes en mi vida había visto algo tan sorprendente! 

Las paredes eran adornados con planos de diversas máquinas y experimentos; dibujos con símbolos alquimistas que ella no entendía. Una pequeña cantidad de tubos de ensayo regados en el piso y uno que otro estante con libros desacomodados.

(T/N) tardó en reaccionar por la hermosa vista. Tanto, que ni siquiera se percató que al ingresar a la recámara, una ventana de cristal permitía el ingreso de la luz impropia de la Luna. Al mismo tiempo que éste brindaba luz a una cama y un escritorio al lado del lecho.

—¡Estoy tan feliz por ti!— exclamó (T/N), su alrededor era magnífico, tenía ante ella lo que más deseaba: una vida, una vida en la que jamás le contradecían por lo que era —..., en serio, estoy orgullosa de ti.

—Muchas gracias, ¡pero no hay necesidad de llorar!— gritó Varian al percibir lágrimas en su amiga —. N-no era mi intención dañarte. Sólo quería mostrarte. Nadamás. Discúlpame— apenado, tomó a (T/N) entre sus brazos y le brindó un abrazo caluroso —, te juro que no era mi intención— ocultó su rostro avergonzado en el hombro de la chica.

—Va-Varian— sollozó (T/N), le correspondió con los brazos temblorosos y las lágrimas no cesaban . Eres el mejor, la mejor persona en este mundo.

—(T/N)— nombró Varian y volvió a su postura normal, esta vez acarició las mejillas de la mayor para eliminar las gotas de su dolor —. Ahora tienes un nuevo hogar, un largo camino y un futuro exitoso. Te prometo que lo lograremos juntos.

La inventora agradeció con una sonrisa, dejo de llorar y vio directamente a los ojos del muchacho. "Estarás bien conmigo", parecía que ese mensaje lo transmitía a través del brillo de sus ojos celestes

—Me agradan tus ideas— dijo (T/N) al separarse y mirar los papeles derramados en el suelo.

En el transcurso de la noche, las carcajadas de los adolescentes retumbaban en la habitación, contaban chistes y comentaban sobre la experiencia en Corona. Además, Varian tuvo la oportunidad de narrar a la perfección la historia de la princesa Rapunzel, cosa que impactó a (T/N).

Continuaron hablando de ciencia y sus respectivas ramas, y la forma en que podía ayudar a la humanidad con su buen uso.

Mas la legítima reina de un país roto nunca hablo de su terrible pasado. (T/N) ocultaría tal secreto con la finalidad de mantener su nueva identidad a salvo.

—Va-Varian— bostezó (T/N) —. Hemos hablado demasiado, pero...

—Entiendo, entiendo— bostezó él de igual manera —. Fue un día pesado y es hora de dormir.

Por lo visto, el alquimista tenía planeado que ambos durmieran en la misma cama. Según ellos, no era malo hacer aquello. 

Dormirían con su ropa puesta debido a la falta de pijamas, quitaron los protectores oculares de sus cabezas. Varian se quitó su mandil, guantes y botas. Mientras que (T/N) retiró su bolsa de herramientas y su calzado correspondiente.

Listos para descansar, estaban a punto de integrarse debajo de las sabanas hasta que los dos comenzaron a discutir en qué parte de la cama querían estar: a lado de la pared o la parte libre.

—¡Junto a la pared! — exigió la joven.

—¡No, yo quiero estar ahí! — reclamó el alquimista —. ¡Después de todo es mi cama!

Estuvieron así por un tiempo, pero el cansancio era mucho más fuerte, así que les dio igual en donde estuvieran. Al final (T/N) si terminó junto a la pared.

—Buenas noches, niña berrinchuda— dijo Varian dándole la espalda.

—Dulces sueños, niño llorón— bromeó (T/N) mirando la estructura sólida, chocando su espalda con la del genio.

Esa noche con Varian, (T/N) descubrió algo en ella: los sentimientos. El poder de sonreír a gusto, enojarse por cualquier motivo y llorar por la estupenda vida que llevaba su amigo.

Qué noche tan especial.

   




No Pierdas Esa Luz (Varian x Lectora) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora