Capítulo 39

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Enamorado Demasiado Tarde

Varian.

Poco a poco, ella se iba de mí, su figura no la volví a ver porque me encontraba muy lejos de su presencia. Me asomaba una y otra vez, esperando verla correr hacia mí y decirle gracias. Ahora ya no se trataba de una simple gratitud, sino del algo más importante que eso. Toque mis labios, los suyos con los míos, un tacto que nadie igualaría. 

Mire a dirección de Ruddiger, quien se encontraba en una esquina durmiendo, no fue testigo de la escena de nuestro beso. ¿Aquello significa que si me perdono? Regrese con la duda, sentí mis labios húmedos, la persona que siempre me acompañó sin importar qué me había dejado un recuerdo.

Esta vez hice un recorrido en el pasado, cuando la conocí, a pesar de haberme atacado con manzanas yo la acepte en mi vida, y de ahí jamás se aparto de mí, esa vez que casi destruyó la aldea, ella siempre estuvo a mi lado, incluso me dio el mejor lugar para ver la lluvia de estrellas. Puede que me haya enamorado de Cassandra, una mala elección, tenía a alguien mejor y no me dí cuenta. 

Jamás se fue, aun con mi arrogancia, estuvo al pendiente de mí. Advirtiendo la perdida de mi luz.

Mire las linternas que caían lentamente a la dirección por donde por última vez la vi. Seguía llorando, rogando de verla una vez más. Mi mente creó una imagen de su belleza, mi estómago se retorció y mi corazón aceleró su palpitar.

Había veces en las que solo me concentraba en mirarla cuando dibujaba, un pequeño sonrojo se creaba al momento que ella giraba la mirada. Quizá la mayor del tiempo me sentía atraído a ella, pero no permití que mis sentimientos avanzaran por el rechazo.

Ahora puedo comprobar que estoy enamorado, disfrute del momento, fui besado por (T/N), una chica maravillosa, llena de vida, siendo reina o no, la amaría de lo que me sobrara de vida.

Ruddiger se acomodó en mi brazo, al parecer ya habíamos llegado a nuestro destino, mi nueva vida tras las rejas. Me bajaron a la fuerza, por más que hubiera querido soltarme y correr lejos me era imposible, después de todo los guardias no eran tan inútiles como pensaba. Me colocaron en mi celda, quitaron las esposas que yacían de mis muñecas y me metieron a lo que sería mi prisión.

Observe lo que había a mi alrededor, decidí sentarme en la sucia cama, fue en ese instante que un crujido sonó en mi barriga, no tenía hambre y mucho menos enfermo; eso decía que algo estaba en el bolsillo del delantal. Metí una mano en cuyo lugar. Mis ojos se abrieron más de lo normal, alguien había depositado una carta, la vi por delante y por detrás en busca del remitente, sólo encontré el blanco de la hoja.

Finalmente, la abrí...

Era de (T/N).

No Pierdas Esa Luz (Varian x Lectora) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora