Capítulo 12

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Los Extraños Inventos

Narrador.

Los escombros de varias casas destruidas estaban distribuidas en todas partes de Antigua Corona, no quedo nada que se mantuviera a salvo, ni siquiera las cosechas que producían sus frutos. El lugar se encontraba totalmente en desorden. El causante, un alquimista de nombre Varian, pretendía aclarar la situación ante su padre. Quirin, por su parte, no quería escuchar y mucho menos regañar a su querido hijo, con tan solo verlo sin ninguna herida, no tenía razón porque enojarse. Parecía que no había remedio alguno que solucionara el desastre.

—¿Qué sucedió aquí?—se preguntó la inventora, viendo a sus alrededores el aspecto que mostraba la aldea ante ella —. ¡Varian! ¡Varian!— gritó fuertemente, provocando la atención de los pobladores.

—¿(T/N)?— escuchó a lo lejos el joven —. ¡¿(T/N)?!— corrió hasta donde provenían los gritos, y ahí la vio, corrió a ella y la abrazó como lo había prometido —. El mejor descubrimiento que he tenido eres tú.

—Va-Varian— correspondió la chica, analizó el problema y obtuvo una conclusión —... No me digas que... ¿Esto paso por ti?

Varian, sintió que cierta parte de él se alegraba, ella no manejó la palabra culpa, como si fuera un error entre muchos por arreglar. 

—¡Algo salió mal! Creí que no volvería a suceder— aclaró el alquimista aferrándose más al cuerpo de la inventora —. Por un momento pensé que lo hará bien.

—Oye, niño llorón— se separó y lo miró a los ojos —. Vamos a arreglar estos juntos.

La respuesta del contrario, volver a sonreír.

—¡Varian!— exclamó Quirin observando a (T/N) —. ¿Me podrías decir quién es tu nueva amiga?

—Lo siento, perdón por mis modales— disculpó la extraña muchacha con aspecto casi igual al de Varian —. Soy (T/N), no tengo apellido alguno que me describa. Inventora y mecánica. Conocí a su hijo poco tiempo. Es un placer conocerlo— tendió su mano para estrecharla.

—El placer es mió, (T/N)— estrecharon sus manos como respuesta de aprobación —. Mi nombre es Quirin, líder de la aldea y padre de Varian. Lamento la manera en que ves a Antigua Corona. Sucedió un inconveniente— miró a su hijo con gesto preocupante.

(T/N) contemplo de nuevo el lugar, al frente suyo, padre e hijo discutían del hecho. Fue en ese preciso instante en el que una idea sumergió del cerebro de la chica. Podría construir artefactos que se deshicieran de los estorbosos escombros. Luego observo a la gente, triste y angustiada por sus hogares. El foco de su mente se encendía más. Debía inventar algo que no los asustara, al contrario, que los alegrara.

Estaba hecho.

(T/N) fue por el costal que contenía sus nuevas herramientas, lo dejo en el árbol de manzanas, pues al captar las condiciones de la aldea, abandono sus cosas ahí en busca de Varian, quería verlo en buen estado. 

Regresó a donde el alquimista junto con su padre. Ambos la miraron de forma rara y se dieron cuenta de sus intenciones.

—(T/N)... ¿Acaso tú...— dijo atónito Varian —... Planeas reparar mi desastre?

—Lo siento, Varian. Yo no manejo la palabra desastre— espetó mientras sacaba martillos, clavos, tablas de madera, serruchos, metal, resortes y otras cosas —. Pero sí, quiero remendar tu error. Se me han venido un millón de ideas para esto.

—¡Gracias, (T/N)! — alarmó asustado el adulto padre en la situación —. Pero es que, ya tenemos suficiente ahora, puedo controlar esto sin ningún problema.

—Señor Quirin— dijo (T/N) —. Si no me deja intentarlo no verá de lo que soy capaz.

Quirin, miró a los jóvenes que se presentaban ante él. Por ser la amiga de su hijo, aprobó con la cabeza, le permitió hacerlo. Tal vez se arrepentiría después de la decisión que optó.

Un pequeño brillo se presentó en los ojos de la pequeña. Al fin podía realizar sus inventos sin restricciones y absurdas reglas. Más que nada, ayudar a la gente que necesitaba de su creatividad.

De la bolsa que colgaba en su cintura, adquirió algunos planos ya preparados ante circunstancias así. Preparada para su primer trabajo en una aldea, tronó sus dedos y puso manos a la obra. Agarraba un martillo, un serrucho, clavos y tablas de madera, todo en un conjunto de maniobras que poco a poco tomaban forma de una desconocida máquina. Incluso, con la ayuda de Varian, quien también se dedicó a construir aparatos que (T/N) le había propuesto, se le observaba muy satisfecho, aun cuando (T/N) le corregía en ciertos aspectos.

Transcurrió un poco de tiempo en el que los dos inventores terminaran sus proyectos. (T/N) contemplaba las características de sus creaciones, el asombro y suspiros de los habitantes no quedaron atrás. A pesar del tamaño de los objetos, los cuales estaban en un tamaño mediano, no eran mucho que provocaban miedo u otro rasgo negativo. Parecían más un establecimiento de poder, que quizá podría facilitarles en sus tareas.

—¡Les recomiendo que den pasos atrás!— gritó entusiasmada la joven —. ¡Están a punto de presenciar lo imposible!— en cuyo momento, ella activó un artefacto parecido a una carreta, ésta se diferenciaba por sujetar los escombros y colocarla en su contenedor. Funcionaba de maravilla.

Varian, miraba asombrado el artefacto que fácil se mantenía en pie y cumplía su labor. Lo más sorprendente era que no necesitaba la fuerza de un humano. 

—Ese, Varian, requiere de energía eólica y potencial. A medida que se vaya acumulando, su fuerza se irá debilitando— dijo (T/N) orgullosa del resultado. Luego, colocó en sus dedos una peculiar herramienta. Ésta era un palo que, en la parte libre del agarre, era un tipo de garra que recogía los residuos más pequeños en una sola. —. Mientras que este, energía mecánica. Con el movimiento de mis dedos, la garra de metal que ves, levanta diminutos desperdicios para que se acumulen y hagan una grande— realizó lo dicho—. ¿Lo ves? Puede que con este haga una máquina de juegos... ¡Una máquina de garra! ¡Qué divertido!

Y de esa forma, las ruinas se fueron desvaneciendo lentamente, en total, 6 carretas limpiaban el desorden y 23 garras (nombre puesto por la creadora)situados en las manos en algunas personas . Las familias se sentían a gusto por como su hogar se renovaba, el único detalle era reparar techos y paredes. Entonces, Quirin agradeció complacido a (T/N) de su labor y esfuerzo. Y lo mismo fue para Varian. Sin embargo, el alquimista no se sentía del todo feliz, mayor parte de la faena era gracias a su amiga. No estaba muy satisfecho.

Para el anochecer, Antigua Corona regresó a la normalidad. Los extraños inventos fueron la solución de un error. 

    

    

   

     


No Pierdas Esa Luz (Varian x Lectora) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora