Capítulo 22

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Punzada

(T/N)

El susto impactó en la aldea entera, los oscuros peñascos se expandían por el suelo, ya fueran grandes o pequeñas, causaban desastres en algunos hogares y aquel conflicto se desarrollaba lentamente. Desconocía los factores principales de su avance, de eso el encargado era Varian, se le veía muy preocupado al no hallar una conclusión o una sustancia que las destruyera.

—Varian, ¿qué tal vas?— dije, entrando a un laboratorio muy desordenado, hojas por allá y libros por acá —, tu padre quiere que vengas unos momentos.

—¡Oh! Hola, mi queridísima compañera de inventos, no he logrado mucho pero en eso estoy— contestó sonriente con Ruddiger en su hombro —, ¿sucede algo malo?

—No lo sé, sólo te está buscando— agregue observando los dibujos que transmitían los pliegos —, qué buenos planos.

—Gracias por el cumplido— guiñó y vino a mi dirección —. Vamos juntos, no quiero meterme en problemas.

A pesar de lo ocurrido en Antigua Corona, él mantenía la calma como si no ocurriese nada, él tenía ante sus ojos la oportunidad de ayudar a su hogar, era la hora de cumplir su sueño.

Fuimos al campo de cosechas y la situación no se veía nada bien, el tamaño de las rocas aumentaba, las familias y niños no se sentían cómodos, más bien, asustados.

—(T/N), será mejor que esperes aquí— me extendió a Ruddiger.

—Está bien, no tardes mucho— sujete a Ruddiger entre mis brazos.

Fue hasta su padre, no sin antes regalarme una sonrisa. ¡Tuercas! Otra vez esa sonrisa sincera, afectuosa y llena de alegría. El brillo se sus ojos de nuevo brindó esa luz deslumbrante. Sus pecas combinadas con el rojo de sus mejillas. Su ingenio mezclándose en sus manos por sus inventos, el optimismo reflejado en el apoyo y perseverancia. Era un chico increíble, el mejor de todos.

Distraída en mis pensamientos, Ruddiger bajó de mi cargo y fue directamente con Varian, lo ví de espaldas, un cuerpo perfecto para dibujarla en un papiro, su cabello oscuro y las gafas protectoras que lo protegían. Saber que el íntegro de su personalidad y físico nunca me corresponderían se esparcía por mi pecho, un diminuto dolor que tal vez no tenga cura y si lo fuera, sería su amor, un amor que estaba en otra persona. Por ello, es mi deber averiguar el tratamiento correcto de alejar este sentimiento fracasado. 

Mas, quizá nunca lo encuentre, el daño aumenta como esas rocas, despacio pero causando desastres. Sentía el sufrimiento extenderse, tanto que lo sentía en la espalda, una terrible punzada que que quería atravesar mi corazón.

—¡(T/N)! ¡Cuidado!— gritó una persona, quien me quitó de mi lugar jalando de mi brazo. Reaccione por la sacudida de tal acción —, ¡¿(T/N)?! ¿Estás bien? ¡¿Te duele?! ¡¿Cómo te sientes?! ¡¿Estás herida?!— Varian, mi caballero, acariciaba de mi mejilla en búsqueda de una respuesta, sacudí la cabeza.

—¡¿Qué me pasó?!— intente alcanzar una parte de mi zona dorsal, una terrible irritación lograba tocar  —, V-Varian, me duele mucho.

—Unadeesasrocasestabaapuntodelastimarte,Ruddigermeadvirtiócuandoloviasustado,vi comocrecíasupicoadireccióntuya y... y... Tuve miedo— ¿qué? no había entendido parte de lo que dijo por su velocidad y preocupación —. ¡Tra-tranquila! De inmediato voy por vendajes. No me vuelvas a asustar así, por favor— me abrazó, sentí su cuerpo con el mío, fue cuidadoso en su tacto, ¿él abrazándome? Ahora me considero afortunada de tener algo suyo. 

Aquella punzada, atravesó mi ropa y parte de mi carne. No se trataba de una punzada al corazón sino también una herida de sangre y pensamientos, que con un abrazo pudo remediarse un poco.   

  


                              


No Pierdas Esa Luz (Varian x Lectora) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora