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Al entrar en el pasillo de mi piso, me sentí vigilada, como si alguien respirara en mi nuca, era como si sintieras una presencia que no es de este mundo. Y lo que más cizaña de la daba a todo este asunto, era que el día estaba oscuro, y hacia un leve brisa fría.

Encaje la llave en mi cerradura, y me encuentro con la sorpresa de que en un rincón hay una tierna niña de cabello negro y piel pálida. Sus ojos reflejaban tristeza, pero a la vez había algo maligno en ella.

— ¿Cómo entraste aquí?—pregunte con firmeza
— no lo sé—ella simplemente sonrió y mi piel se erizo del miedo
—será mejor que salgas, tus papas deben estar buscándote—dije

Ella se levantó del piso y camino frente a mí, en ella había algo que me causaba repulsión, es como si ella tuviera algo que... no podía describir, pues el miedo me estaba comiendo viva.

— ¿Quieres galletas?—pregunte un poco temerosa
— si claro, a nosotros los niños... nos gusta eso
—entonces dame un segundo...

Di media vuelta y sentí la risa de la niña en todo mi odio, las manos me temblaban, gire para rectificar de que ella estuviera ahí, pero... ya no estaba, por la puerta solo se vio un visaje que salía toda velocidad. Mi lengua se trabo y el pensamiento se me nublo, el ambiente se sentía denso... y de repente todo se tornó helado.

Unos golpes en la puerta hicieron que cada uno de mis sentidos recibiera una punzada. Doy un paso hacia la puerta y ahí esta Zayn, el verlo me tranquiliza, sin decir una sola palabra, me lanzo a él y lo abrazo.

— ¿Qué pasa alana?—susurra

— Ni siquiera yo lo sé—contesto con un hilo de voz

— Una niña—dice de repente

— ¿Qué? ¿Cómo lo sabes?

— Nada... solo cosas ¿la tocaste? ¿o la miraste directamente a los ojos? ¿dónde está?

— Emm... ella desapareció, y... luego vi un visaje... me están pasando ciertas cosas... yo...

El lentamente se separa de mí y me mira, su expresión ya no es serena, ahora es como si el pudiera comprender exactamente lo que me está pasando.

— No te muevas de aquí, ahora vengo—ordena y sale del apartamento.

Zayn

Cerré la puerta con el cuidado de que alana no se asustara más de lo que ya estaba, el pasillo se sentía tenso, el ambiente era pesado y sabía perfectamente lo que estaba pasando.

— ¿Qué te hace pensar que ella está en buenas manos?—cuestiona una voz a mis espaldas

— No hay mejores manos como las que ahora cuidan de ella—contesto

— Seguro que es una chica astuta, si intentara resolver unos de mis acertijos—ríen

— Ella no tiene por qué resolver nada ¿Quién te ha enviado?

— Aquel príncipe que gobernara, pues tú muy bien lo sabes...

— Aléjate de ella ose—gruño

— Recuerda ángel oscuro... puedo entrar en la mente de cualquiera, puedo seducir e incitar , no te sorprendas si tienes que llevar flores blancas

— No hay que temer a algo que siempre se oculta, pues su cobardía siempre refleja

De un momento a otro, el ambiente se aliviano, entraba brisa, pero ya era un poco más cálida, y el aspecto de niebla se dispersó. Entre de nuevo al apartamento y camine hasta el cuarto de alana, ahí estaba ella ojeando un libro.

— ¿Qué paso?—pregunto

— Solo una niña traviesa y sus amigos—conteste

— Me vas a decir loca y todo, y dirás que desconfió de ti pero no creo

— ¿por?

— Porque fue una de las sensaciones más horribles de mi vida, sentí como mi piel se erizaba y recibía punzadas de alerta, fue algo para normal—farfullo, parecía alterada y no la culpo

— Calma alana—pedí y me acerque a ella

— ¿Cómo quieres que me calme? Es como si algo quisiera hacerme daño—sollozo

Con un cálido abrazo la envolví en mis brazos, mientras que un beso le di en la frente.

— Mientras estés conmigo nada te pasara, yo cuidare de ti

El día paso, mientras que persuadí a alana para que no tomara en serio lo sucedido, pedí comida chica, jugué con ella un rato, hablamos, nos dimos... besos, por cursi que suene el romanticismo se hizo presente pero de una manera divertida hasta que la noche se dio paso y cubrió con su manto a la fría Londres.

— Me tengo que ir—anuncie

— ¡No!—grito ella con miedo

— Es tarde...

— No importa... no dejare que te marches por lo mismo, es tarde... y yo no... quiero dormir sola—murmuro un poco apenada

— Tampoco planeaba irme—reí

— Eres un tonto—reprocho

— Un tono que te quiere demasiado, y que no dejara que nada malo te ocurra, espero no dormir en el cuarto de huésped

— No... porque hace frio y necesito que me des calor...


Dark Angel [Z.M.] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora