22

1.8K 134 4
                                    

Historia de alana.

Aquí amorío adolescente se había convertido en la perdición de los padres de una joven de 16 años. Dicen que si prohíben algo lo hacen más interesante, pues así pasaba con esta joven. Enamorada por todas las maravillas que un joven mayor que le prometía.

En sus brazos cayo enredándose en el mundo de la pasión y el deseo carnal, las caricias de aquel chico era como la heroína, adictivita y casi imposible Salir de ella, pues la deseas más y más.

Fumando un cigarrillo y como si nada le importara en esta vida se encontraba aquel joven, el solo quería ignorar los reclamos de su histérica novia.

— ¿ por lo menos has escuchado algo acerca de esto?—grito ella

— ¿Qué tengo que escuchar que sea tan importante?—contesto el con otra pregunta

— ¡Estoy embarazada!

— ¿y que se supone que debo hacer?

— ¿Qué mierda hare yo? No puedo tener un bebe

— ¿y que pretendes que haga? Después de todo eres tu quien lo lleva, mas no yo

— Eres un guache, imbécil, te di todo y así me pagas

— No me distes todo, yo estoy roto, no hay nada que pueda repararme

— Te complací en todo lo que querías, este bebe también es tuyo

— No es mío, nada me pertenece, y ahora mismo una criatura no va amarrarme

— Te di todo—sollozo ella

— No hay forma de que esto se arregle, si me lo permites me voy

— ¿Qué? ¿A dónde mierda te vas? ¿me vas a dejar a si?—le reclamo

— Solo me voy

Dejándola sola y a su bebe se fue aquel hombre. Ahora ella tenía algo que afrontar, tenía que tener a ese bebe, pues no tenía la valentía para afrontarla, pero todo seria de una manera muy discreta. Tenía dinero, podía mover las cosas a su antojo.

Con su pasaje de avión en la mano se encontraba ella, diciéndole a sus padres una mentirilla piadosa acerca de sus estudios, simplemente se le hizo fácil, pues sus padres pensaron que lo mejor era alejarla de aquel amorío enfermo.

Con el pasar de los meses aquel vientre se hacía más grande y ya era más incómodo cagar con él, las cosas se hacían difíciles, y lo que sería aún más difícil era la hora del parto.

— Solo... solo tienes que recibir a la bebe—indico ella mientras trataba de mantener la cordura, puesto que los dolores iban aumentando

— ¿Qué? Yo no sé nada de eso, lo más cercano que estado a un parto es el de mi perrita

— Es casi lo mismo, solo sostenla cuando salga y corta el cordón

— ¿Qué qué?—grito su amiga despavorida

— Solo eso, luego—respiro hondo y siguió:— luego la dejas en un callejón, yo no la quiero, tengo una vida por delante, no pienso criar a un bebe

— Eso es cruel

— No importa, simplemente no la quiero, y la vas a dejar en un callejón

— Hace frio

— Yo que sé, que la encuentre alguien o que muera, la vida es dura y ella tiene que aprender desde ahora, no todo es color de rosa

Y así como después de unas cuantas horas de trabajo de parto llego aquella criatura al mundo, siendo culpada de muchas cosas. La noche se hacía más fría, los grados bajaban, y sin embargo su progenitora no tuvo piedad.

Envuelta con un trapo viejo y una bolsa negra se encontraba aquella criatura de minutos de nacida, sus lágrimas corrían y su llanto no era más que un pedido de calor.

En esa noche su destino cambiario, cuando una buena alma se apiadara de ella, cuando un ser conmovido por tal imagen la cobijara en sus brazos, y así fue como ella pudo sentir por primera vez como era estar protegida en los brazos de alguien.

Aquella criatura con apenas solo una hora de nacida seria la bendición para una muer estéril, quien en su casa se entristecía poco a poco, por no tener la dicha de ser madre, pero todo cambiaria cuando un desconocido tocara su puerta, y ella se encontrara con unos grandes ojos que la mirarían de la mejor manera.

Y seria ahí, cuando el destino de dos personas cambiaría, en donde años después se encontrarían y se miraría fijamente, sabían que estaba hechos el uno para el otro, pues él lo supo desde el primer momento que la vio y envolvió en sus brazos.


Dark Angel [Z.M.] Where stories live. Discover now