Dark Angel [Z.M.]

16

Zayn.

Pandora llego temprano a casa, tiro una piedra en una de las ventanas, quebró el vidrio y empezó a gritar como una loca desesperada. Antes de que pudiera alcanzarla ella se fue dejándome con duda, pero sabía que algo estaba pasando.

Necesitaba ayuda y rápido, rápidamente gritando el nombre de Isaac varias veces, este apareció.

— ¿Qué paso Zayn?—pregunto el

— ¿Sabes algo de Alana?—conteste con otra pregunta

—sabes... ella tuvo un pequeño incidente, ella intento suicidarse—respondió

— ¿Qué ?—grite

— te seré sincero, espero que lo tomes con calma

—vamos te escucho

—a ella no le queda mucho tiempo está gravemente herida, sufrió una caída, en donde sus costillas se fracturaron y perforaron sus pulmones, y varias vertebras se su cuello se quebraron—explico

— ¿Cómo sabes eso?—cuestione

— como se te olvidan las cosas... un pozo, y tu estuviste ahí

— ¿El pozo de las almas?—susurre

—si Zayn, su alma navega ahí, esperando el diagnostico de su cuerpo

— Isaac ayúdame, solo esto, es lo último que te pediré en lo que me reste de vida

—Zayn, ni tu ni yo nos podemos meter, ella se salva a menos de que su cuerpo reaccione

—Isaac la amo, la amo, no soportaría que algo le sucediera—insistí

— lo siento Zayn, ¿ya la visitaste? Creo que es lo más conveniente que puedes hacer

—no, no sé dónde esta

—ella está en el hospital central. Esta bastante herida, te podría decir que no se reconoce Zayn, creo que...

— no yo no la dejare ir, no puedo dejarla ir

—vamos Zayn, ambos sabemos que es casi imposible que se recupere...

—no Isaac, iré a verla, así tenga que dar mi vida por ella.

Tome rumbo al hospital, el camino se hizo eterno, además de que estaba contra el tiempo, me resignaba a dejarla ir, la amaba incluso más que a mi propia vida, y estaría dispuesto a dar lo que fuera necesario porque ella se recuperara. Al llegar al hospital pregunte por ella, pero la chica de la recepción me dijo que tenía visita por parte de una chica llamada pandora, lo que me faltaba esa loca.

Me senté a esperar, muchas personas pasaban, murmuraban cosas, pasaban emergencias y cosas casi imposibles de imaginar. Una enfermera se acerca a mí, y se sienta a mi lado para luego brindarme una sonrisa.

— El ángel atrapado esperando por su gran amor—dijo

— Lo siento te equivocas de persona—contradije

— No me equivoco... estas aquí por la chica llamada alana ¿Cómo sabias que ella era para ti?—ríe

— No lo sabía—aseguro

— ¿no? Te acostumbraste a estar tanto en la tierra de los mortales, que ahora olvidas tus propios actos

— ¿ a qué te refieres?—pregunte ya un poco cansado de sus juegos

— ¿aun recuerdas aquella bebe abandonada en un callejón?—recuerda, divago un poco por mi mente hasta que el recuerdo viene a mi

— Si, era en parís, solo tenía una hora de nacida, el frio la iba a matar si alguien no la salvaba, moriría de hipotermia

— Y fuiste tú quien suavemente la envolvió en sus brazos y dijo que todo estaría bien ¿o me equivoco?

— Si, fue hace más de veinte años

— Y ahora no te das cuenta que aquella alma que salvaste, es por la que hoy darías tu propia vida—regaña

— ¿alana? ¿era ella?—pregunte un poco sorprendido

— El ángel oscuro nunca tuvo su alma muerta, solo estaba esperando a que aquella mujer llegara de nuevo a su vida, y lo hiciera sentir como el primer día que la vio en aquella fría noche de parís, en esa noche fue cuando vio toda su inocencia.

Ella se levantó de la silla y camino por un pasillo hasta desaparecer, como olvidar aquella noche, ese llanto inocente que retumbo en mis oídos, aquella pequeña criatura que pedía a gritos algo caliente. Y por otro lado estaba aquella mujer, que nunca en su vida pudo tener una hija, había una conexión, y una muy fuerte.

Después de que pandora saliera de la habitación y me mirara con odio, yo entre, ahí estaba ella conectada a un respirador, estaba golpeada y su piel un poco pálida, en este momento solo la podía ver como aquella pequeña indefensa.

Sabía que ella no se movería o algo por el estilo, y nada perdería con hablarle, tome su mano y la acaricie suavemente.

—no sé si puedas escuchar esto, pero lamento todo lo que ha pasado, tengo tantas cosas por explicarte, que es un poco difícil, daría mi vida por ti, he pasado una eternidad esperando por ti, han pasado más de veinte años desde la primera vez que te vi, por nada del mundo te dejaría ir a ahora. Te amo, y no tienes la menor idea de cuánto es.