➳ Seis

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Caden se encuentra teniendo una batalla mental. Es obvio por la manera en que se mantiene en silencio; y lo único en lo que yo puedo pensar es que quiero que acepte la cera, quiero escucharlo retorcerse y gritar de dolor. Oh, diablos, puedo imaginarme eso, él siendo agarrado por ambos brazos mientras hay cera caliente esparcida en sus piernas. Es algo que incluso estoy dispuesta a pagar por ver.

"Son unos hijos de puta, todos" Dice señalándonos a cada uno de los que estamos en la habitación.

"Tenemos a la misma mamá" Responde Dash, divertido.

"Eso no te quita lo hijo de puta" Gruñe parándose de su lugar. "Y después de esto, dejo de jugar" Dice dándonos la espalda.

Comienzan a bajar la última prenda que le queda en su cuerpo, aquellos bóxeres de Calvin Klein, dejándolos en el suelo mientras nos da una buena vista –o tal vez solo a mí– de su buen trasero, el cual está firme y en su sitio.

"Yo me largo" Anuncia y con ambas manos cubre su miembro, saliendo de la sala.

Es inteligente, hay que reconocerlo. Quitarse una prenda toma segundos, pero el dolor de la cera puede durar días.

"Desearía haber podido ver más tiempo su trasero" Menciona Gage tomando del vino que ha conseguido del mini-bar de Danny y Caden.

En la radio comienza a sonar una canción tan conocida que me es inevitable no cantarla, seguida de Gage y a los segundos ya estamos todos cantando –desafinadamente– esa canción, seguramente llamarán a control de animales anunciando que los perros callejeros le aúllan a la luna, pero sólo somos nosotros, un grupo de adolescentes completamente ebrios cantando «A tousand Miles».

"No sé ustedes, pero yo... creo que me voy" Anuncio.

Estoy comenzando a ver borroso lo que indica que ya debo ir a cama o seré esa ebria que suele hacer escenas en cada sitio.

"¿No hay un beso de despedida para mí?" Escucho preguntar a West, pero yo me encuentro algo lejos como para regresar a donde todos ellos están, muy y a penas consigo arrastrarme hasta el pasillo.

Llegar a mi habitación se ha convertido en toda una hazaña.

                                                        (...)

Lo peor de haber bebido hasta el amanecer, es mi maldito reloj biológico, a las ocho y media de la mañana ya estoy despierta. Ahora no sólo soy una gruñona Sya, también estoy irritada y todo se debe a que no hay café. Sólo espero que al menos Crawford tenga un poco, porque el mío se ha acabado. Y estoy segura de que Danny y Caden no tienen; después de todo siempre, vienen al departamento a comer todo lo que hay aquí.

        Al salir del departamento noto que aún sigo con las ropas del día anterior pero eso no importa ahora, sólo necesito café, dos ibuprofeno y mucha agua. En este momento puedo escuchar el sonido del ascensor el cual por primera vez se convierte en mi peor enemigo, de allí sale Danny con lo que parecen ser una caja del Donkin' Donuts y café, no me importa ahora si trae donas glaseadas o de chocolate, ese café será mío. Como puedo, se lo quito de sus manos dando el primer sorbo, y quemándome así la lengua.

"Mierda, mierda, me cago en tu madre, Danny. Esto está más que caliente" Refunfuño.

"Es tu culpa, Sya, tú eres quien me lo quitó de mis manos" Señala.

"Sólo cállate"

"¿Aun resaca?" Pregunta a lo que termino asintiendo –mala idea–, me duele ahora peor, parece que la cabeza me estallará en cualquier momento. "Vamos a mi departamento, te prepararé mi especial para resaca y..."

Miss Virgin and HimWhere stories live. Discover now