Su casa

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Estaba muy nerviosa, hoy iría a la casa del Dr

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Estaba muy nerviosa, hoy iría a la casa del Dr. Smith, y él vivía solo, sus padres no estaban en esta ciudad y su hermana vivía en otro país con su esposo y su hija, Michel.

Tenía tres días sin verlo y cuando lo vi hoy estuvo muy distante, sólo había venido a decirme que hoy me iría a su casa y que ya tenía el alta, luego de eso salió y no volvió a entrar.

Los que sí habían venido y se habían quedado más tiempo del que hubiera pensado, habían sido, Brandol y Moisés. Con ellos dos me la pasé charlando todo el día. Estaba apenada porque le estaba quitando tiempo de su trabajo, pero, Brandol objetó que tenía su propio consultorio de psicología y trabajaba aquí como cirujano así que no tenía problema alguno en charlar un tiempo.

Por otro lado, Moisés sí tenía trabajo que hacer, aunque decía que no hacía nada que el perdiera unos minutos de su trabajo. Nos la pasamos hablando sin parar todo el resto de la tarde.

- Es hora de irnos -entró, Rafa algo malhumorado tomando el pequeño bulto que con ayuda de mis dos nuevos amigos había empacado, la puso en su hombro y salió sin siquiera saludar a sus amigos.

Miré a los dos personajes que tenía al lado buscando una explicación, pero no la encontré, eso se me estaba haciendo un poco extraño - No le hagas caso, al parecer está de mal humor, horita se le pasa -fue lo que respondió Brandol a la pregunta que hice con la mirada. Con la ayuda de ellos dos me puse de pie, aunque no la necesitaba ellos insistían en que no debía hacer mucho movimiento, así que juntos seguimos al señor mal humor.

Salimos de la habitación, la cual no había salido de que había llegado a este lugar, pasamos por recepción, la estación de enfermería y finalmente llegamos donde había unos escalones que bajamos con sumo cuidado. Cuando ya estaba a punto de salir me encontré con la morena de pelo rizado, su mirada me causo algo de miedo, aunque no sabía por qué supuse que no me caía para nada bien o tenía problema con las miradas encima de mí. La miré detallando su hermosura, llevaba un pijama que le ajustaba perfectamente bien a su buen cuerpo, aunque un poco exagerado para sus pechos que parecían querer salir volando. Igual le quedaba bonita.

El recorrido lo hicimos en silencio donde encontré un hermoso audit negro desde las gomas hasta los vidrios y un chófer que sostenía la puerta del lado derecho para que yo entrará. Con la ayuda de mis dos guardias que no me soltaba por nada del mundo subí al coche y me despedí con una sonrisa - Nos vemos pronto, y nos fuimos.

El paseo estuvo silencio, nadie dijo nada en el camino, de vez en cuando Smith me miraba por el espejo retrovisor, aunque seguía enojado y me preguntaba el porqué.

En menos de treinta minutos después aparcamos en una casa con un gran portón negro, el chofer se bajó primero diciendo algo por el sensor de voz, luego subió y siguió avanzando. Pasamos por un camino angosto lleno de flores, tenía un camino libre que imaginaba era por donde pasaban los autos y las personas, de un lado tenía una hermosa fuente de agua de dos delfines, que daban vida al lugar. Dos centímetros más y el chofer se estacionó en lo que parecía ser una cochera entrando por un túnel que no reflejaba más que paredes negras y salimos del otro lado llegando a la casa.

Dr. SmithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora