Parque de las palomas

2.4K 155 13
                                    

- ¿A dónde iremos? ¿Dónde me llevas? ¿A qué lugar nos dirigimos?-preguntaba la pequeña dando saltos de un lado al otro sin parar, me acordaba a mí cuando solía andar con mis padres por el parque, solían no darme dulces por lo imperativa que era

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

- ¿A dónde iremos? ¿Dónde me llevas? ¿A qué lugar nos dirigimos?
-preguntaba la pequeña dando saltos de un lado al otro sin parar, me acordaba a mí cuando solía andar con mis padres por el parque, solían no darme dulces por lo imperativa que era.

- Te llevaré a un parque, pero ya debes estar tranquila, porque iremos a un parque muy hermoso que necesita tranquilidad, porque de lo contrario, perderá el sentido lo que verás ¿De acuerdo? -asintió.

Recordé que cuando mi padre murió siempre le pedía a mi tía que me llevará a ese lugar, pero ella siempre decía que no iba a perder su tiempo con una mocosa como yo. Ahora ya crecí y podía ir y llevar a quien quisiera.

-¿Em que pasa? Se te han aguado los ojos. ¿Estás llorando? Sonrió limpiando sus lagunas.

- No cariño, no pasa nada mi corazón. Es solo que he recordado los momentos que pasé en ese parque
-señalé el parque que estaba al frente de nosotras viendo como sus pequeñas lagunas cambiaban de expresión, la iluminación en su mirada era todo lo que necesitaba para saber que por lo menos ese día había hecho algo bueno por alguien.

- Esto es hermoso, tenía mucho que no salía del hospital y gracias a ti hoy pude salir y ver esas hermosas ¿palomas? ¡Emma! hay palomas vamos a ver, vamos.

- Esta bien, pero iremos despacio, y recuerda que no puedes durar mucho tiempo afuera así que a disfrutar.

- Algodón de azúcar, quiero un algodón de azúcar me lo puedes comprar porfa, porfa, porfa. -pegó sus manitas y me miró con esos ojitos que mostraban suplica. Sabía que no debía darle dulces, pero no pude resistirme ante esa mirada y además era solo por hoy, no es como si se lo fuera a dar todos los días.

- Esta bien. -dije tomando sus pequeñas manitos. - Vamos a comprar el algodón de azúcar para la niña más bella de todo el planeta.

- Siiii, esa soy yo ¿Cierto? Porque, aunque no tenga nada de pelo y mi mejor amiga no me quiera ver sigo siendo hermosa - ¿Verdad que sí? Mami dice que si, que soy una princesa brillante.

Como podría decirle a una niña que no era hermosa y eso, que ella lo era y más con sus ojitos azulados verdosos y su color de piel clara. Sin duda, Sofía era una preciosura.

- Mírame -ordené despacio. Eres hermosa, sin pelo o con el eres la niña más hermosa que he conocido en mi vida y no dejes que nadie diga lo contrario ¿entendido?

- Entendido.

- Ahora vamos a por el algodón que hay una fila bastante grande.

***

- Llegamos -anuncié tan pronto entré al consultorio de Smith, tenía a Sofi colgada de la mano ya que se había puesto a jugar con unos niños que encontró en el camino y estaba muy cansada.

- Que bueno que llegan. Sofi, tu mamá te espera -dijo Moisés que estaba llenando unos papeles al lado de Brandol.

- Como les fue -pregunto Rafa mirándonos entre ojos.

- Nos fue súper bien, Emma me compro algodón de azúcar y además conoció un chico muy guapo que le pidió su número.

Estaba muy avergonzada, mis mejillas se tiñeron de rojo carmesí, sentí una mirada profunda, levanté la cabeza y era Smith que me estaba mirando con ¿Desilusión?

Moví la cabeza para dejar de pensar tontería y me di la vuelta para llevar a la pequeña Sofi donde su mami.

- ¿Llevaras a Sofi? Nosotros nos encargaremos ¿verdad Brandol?
-miró el segundo mirando a, Moises quitándome la niña de la mano. Sin esperar respuesta salieron los dos dejándome a solas con un Smith un poco cabreado, lo podría notar por la mirada.

- ¿Y cómo has estado? -pregunté tomando asiento en la silla que quedaba frente a él, la que ocupaba Moisés hacía un momento.

- Estoy bien -respondió sin quitar la mirada de los papeles.

- ¿Y tienes muchos pacientes, como ha ido el día?

No me miró, tampoco contesto. No fue hasta que decidí pararme de la silla que al fin escuché su respuesta.

Tampoco fue una respuesta tan agradable que digamos, es decir, el tono de voz no era muy grato para mí.

- Creo que estás ocupado, así que te dejaré para que hagas lo que sea que estés haciendo -tomé la manija de la puerta cuando sentí una cálida mano tomar la mía. No me había dado cuenta de que se había parado de su silla, porque lo hizo realmente rápido.

- No te vayas -susurró, su aliento penetrando en mi oído. Sentí escalofrío recorrerme desde la punta de los pies hasta mi cabeza. Solté el pómulo de la puerta y dirigí mi mirada a la suya, mi vista recorrió todo su cuerpo.

Traía puesto una bata blanca que estaba desabotonada, debajo de ella tenía un pijama de color azul que le hacía resaltar sus ojos y le daba un color mucho más profundo.

- Emma mírame por favor -su aliento chocó con mi cuello y sentí que de pronto me desvanecía. Tomó mi cintura con suma delicadeza, solo rozando la parte de atrás de mis caderas y se pegó más a mí.

Levanté la vista y lo miré, sentí el choque de miradas entre los dos, mis ojos se debatían con los de él en un hermoso debate de mirada. Mojé mis labios con mi lengua porque sentía mis labios resecos.

- No hagas eso porque no me podré contener. Su aliento chocaba con mis labios, ¿Quería besarlo, acaso quería que el me besara? No sabía lo que quería exactamente. Volví a remojar mis labios porque era un acto que hacía cuando estaba nerviosa pero esta vez lo hice arrastrando mis dientes de una manera provocativa.

- Te lo dije -fue lo último que escuché antes de sentir sus labios contra los míos. Me estaba besando, yo lo estaba respondiendo. Era un beso suave, delicado pero que a su vez tenía fuego, pasión, amor.

Era un beso dulce, un beso apasionado que hubiera continuado si alguien no hubiese tocado la puerta.

- ¿Dr. Smith se puede pasar? -se escuchó la voz de alguien al otro lado de la puerta por lo que tuvimos que separarnos.

Mis mejillas se sentían muy calientes, mis labios hinchados y mi corazón estaba latiendo exageradamente rápido.

- Un momento.

Nos arreglamos adecuadamente, que no se viera que había ocurrido nada y me aparté de la puerta para que el pudiera abrirla.

- Dr. Aquí le tengo los resultados sobre los análisis de la chica de ayer que... Seguía hablando la pelirroja, esa que me atendió la primera vez que había llegado golpeada al hospital, ciertamente no me acordaba su nombre, solo sabía que no era de mi agrado.

- La doctora, Martines la espera para hablar sobre la operación.

- Ok, vamos allá -caminó hacía la puerta con los papeles que ya le había pasado la enfermera. -Esto no ha acabado aquí pronunció mirando hacia donde yo estaba y sin más salió por la puerta.




*

Gracias por leer. ❤️

Si te anda gustando, puedes pasar por los demás libros que tengo en el perfil.


Dr. SmithWhere stories live. Discover now