Dulce Sofi

2.7K 157 11
                                    

Una risa, la risa de una niña es capaz de alegrar hasta la persona más triste del mundo

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Una risa, la risa de una niña es capaz de alegrar hasta la persona más triste del mundo.

Es irónico que hasta los niños tristes pueden alegrar a esas personas que padecen de tristeza. Emma no había conocido a alguien como Sofi, esa increíble niña con leucemia que era capaz de dar y contagiar alegría a todos a su paso.

— Ahora quiero presentarte alguien, es una niña muy dulce y especial que está luchando con su vida, pero que siempre tiene una sonrisa.

Caminamos hasta llegar a una puerta de color blanca al igual que las demás, pero esta no estaba como las otras, sino que tenía un dibujo de una flor muy hermosa. Mis ojos no se apartaban de ese hermoso dibujo y sentí la mirada de Rafael en mi espalda.

— Es la flor de loto y lo dibujo una pequeña princesa. — Vamos.
Entramos por la puerta y quedé aún más asombrada al ver tantos dibujos pegados en la pared. Había muchos dibujos de la misma flor que estaba en la puerta. Miré al rededor y observé una pequeña niña de al menos ocho años acostada en una cama viendo la tv al lado de la que creí debía ser su mamá.

Era una niña absolutamente hermosa, de un color bronceado, sus ojos con ese ligero tono de color avellana muy brillante y a pesar de su escaso cabello que por lo que se podía observar eran color castaño. La niña era sumamente hermosa.

— Adivina quién soy —murmuró Rafa colocándose frente a la tv donde en segunda la niña saltó de la cama y se tiró en los brazos de él, lo cual la recibió con mucho amor, la mamá que ya nos había visto cuando llegamos nos sonrió con alegría.

— Sofi quiero presentarte alguien —murmuro aun con la niña en brazos.
— Es mi amiga Emma. —me señaló.

La niña que estaba en sus brazos bajó y me saludó con un fuerte abrazo y un entusiasmo que nunca imaginé una niña enferma tendría.

— Mucho gusto Emma, mi nombre es Sofía, pero puedes decirme sofí, mis amigos me llaman así. Era una niña muy adorable.

— Muy bien, Sofi. —sonreí. Realmente para ser una niña que está enferma tiene mucho ánimo y sus ojos bastante brillo todo el día.

Con esa niña la pasé de maravilla, mi tarde la puedo definir en una sola palabra.«asombrosa» con Sofia o sofí como ella quería que la llamara la pasé espectacular, para ser una niña con cáncer y que tomaba quimio era muy activa.

Pasamos toda la tarde jugando, aunque ella tenía que descansar algunas veces porque se cansaba, siempre tenía una mirada jocosa.

Me daba mucho gusto verla sonreír a pesar de estar pasando por algo tan horrible como lo era el cáncer. Me contó que la quimio la cansaba mucho y que siempre le daba ganas de devolver la comida cada vez que comía pero que después de eso era muy feliz, también me contó que tenía unos amigos que siempre la venían a visitar y que uno de ellos «Mario» le agradaba mucho.

— Sofi ven, es hora de la cena —llamó su mamá entrando al jardín donde estábamos pintando un cuadro, más bien ella pintaba mientras yo observaba.

— Mamá no quiero. —lloriqueó con el pincel y su mano llena se pintura.
— Estoy dibujando con mi amiga y además sabes que la comida nunca me cae bien.

— Si amor ya lo sé, pero debes comer algo, de seguro tu amiga querrá venir a jugar contigo mañana —me miró esperanzada, no sabía si podía venir, porque tenía que trabajar con Rafa, pero no podía negarme ante la suplica de la mamá y esos ojitos tan lindo de sofí.

— Si, claro que vendré a jugar contigo.

—Bien, ahora me iré a cenar, nos vemos mañana —se despidió dándome un beso en la mejilla y tomando la mano de su mami.

Al igual que ellas me puse de pie y me fui, no sabía que debía hacer ahora por lo que decidí ir a ver en que estaba Smith.

Siguiendo la ruta por la que había venido hace unas cuantas horas me dirigí a su oficina, pasando por donde Stacye y dándole un saludo antes de irme.

Llegué a su oficina y toqué la puerta por si estaba ocupando, pero no lo escuché así que abrí la puerta sin más. Me adentré hacía el interior y lo vi escribiendo en unos papeles mientras que la enfermera que me había atendido cuando estaba ingresada le daba algunos masajes en sus hombros.

Mi jadeo hizo que se percatara de mi presencia y comenzó a besarle el cuello, la mejilla y la parte de atrás de su cuello.

— Perdón, no quería interrumpir —murmuré saliendo de ese lugar, por la misma puerta que había entrado. Me sentía frustrada y ni sabía el por qué, solo que verlo ahí con ella me producía frustración.

— Emma espera —lo escuché detrás de mí, pero por instinto seguí caminando. — Espera volvió a pronunciar, pero esta vez cogiéndome del brazo tan fuerte que me asusté y mi mente entró en un estado de shock tan grande que grité pidiendo ayuda.

— Eh, Emma tranquila, solo soy yo Smith, Rafa. No voy a hacerte daño, lo siento solo quería explicarte que las cosas no son como parece, tranquila.

Mi instinto de alejamiento estaba activo, quería irme y alejarme lo que más podía del, pero algo en mi decía que debía quedarme.

— Lo siento, lo siento no quería asustarte —seguía susurrando en mi oído mientras me abrazaba.

Ya estaba un poco calmada así que fui saliendo de sus brazos poco a poco.

— Perdón es que me asusté, no sé porque reaccioné de esa manera solo... Lo siento perdón.

— No, No, no Emma no sé qué me pasó. — tocó la parte trasera de su cabeza en señal de frustración — Yo soy el que debería pedirte perdón. No debí haberte cogido de esa manera discúlpame.

— Esta bien pero no vuelvas a decir esa palabra que suena muy fea.

— ¿Qué? «Coger».

— Si, eso. No lo digas que las personas van a pensar que ... Otra cosa. —me miró con burla.

— ¿Qué van a pensar? que te he cogido eh? —subió la voz. ¿PENSARAN QUE TE HE COGIDO VERDAD EMMA?

— Si, eso y ya cállate —le tapé la boca con mis pequeñas manos hasta que al fin hizo silencio.

La tensión disminuyó, no se había ido por completo, pero sí estaba un poco disminuida.

— Ahora vamos a casa —tomó mi mano y nos dirigimos a la salida.

— Pero mi bolso y tus cosas.

— Descuida Alonso se encargará de eso —salimos del hospital sin siquiera haber saludado a Brandol y Moisés que venían detrás de nosotros.

*


Gracias por leer. <3


Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Dr. SmithWhere stories live. Discover now