13. Lo siento

2.9K 75 19
                                    


Aitana

Luis estaba de espaldas. Y podía ver el humo de su cigarro perderse en el frío viento de Los Ángeles.

- Odio que hagas eso. – dije, sentándome en el banco, a su lado.

- ¿Cómo sabías que estaba aquí? – Luis estaba serio; sus labios cerrados en torno al cigarrillo y sus manos tensas, sujetándolo.

- Bueno, no llevas aquí ni 24 horas. ¿Dónde ibas a ir? Sólo tenías la opción de estar en el parque que hay al lado del estudio. – dije, nerviosa.

Quería que Luis me abrazase, me diese fuerzas para contarle todo. Quería que me volviese a preguntar si estaba bien. Porque esta vez le hubiera dicho la verdad.

- Lo siento, Luis. Siento no habértelo contado y siento haberte mentido. – las palabras salían atropelladamente de mi boca, a la vez que las lágrimas acudían a mis ojos.

- ¿Te has acostado con ese tío? ¿Te lo has tirado mientras yo escribía canciones para ti? Mientras yo buscaba aviones para venir a verte. Mientras lloraba en el hombro de Ana y Roi, queriendo tenerte entre mis brazos. ¿De verdad has hecho eso, Aitana? – los ojos de Luis se estaban tornando cristalinos y el cigarro había sido aplastado por su pie en un gesto de rabia.

- ¿Cómo? – sus palabras eran como una puñalada en el corazón. Un fuerte dolor se instaló en mi pecho y tuve que sujetarme las manos, que no paraban de temblar, para poder hablar. - ¿Cómo coño puedes pensar eso de mí, Cepeda?

- Me has pedido perdón por mentirme, por no contármelo. ¿Es que acaso no te refieres a eso? – una lágrima escapó de los ojos de Luis.

Me acerqué a él y con una caricia borré el recorrido de sus lágrimas.

- Por dios, Luis. Claro que no me refería a eso. Me refería a el mensaje. A no haberte contado que me siento presionada a hacer algo que no quiero hacer. A no haberte hablado acerca de Marcos y de el viaje. ¿Quieres que te lo cuente o vas a seguir sacando conclusiones tú solo?

Estaba molesta por la reacción de Luis. El simple hecho de que pudiera pensar que le había engañado con otro hombre me rompía en dos.

- Lo siento, pequeñaja. Me he bloqueado. Joder, soy un puto desastre. – dijo Luis, sacando otro cigarrillo de uno de los bolsillos de su chaqueta.

- Somos desastre. Pero Luis, yo contigo sé que puedo. Sé que quiero. Y nunca me había pasado con nadie. Así que, por favor, escúchame y solucionemos esto. – dije, tomando aire.


Cepeda

Apagué el segundo cigarrillo con la punta del zapato y tomé la mano de Aitana, dándole fuerzas. Animándola a hablar.

- Bueno, ¿por dónde empiezo?

- Por el principio. – dije, dándole un leve toque en la nariz con uno de mis dedos, haciéndola reír.

- Gracias por tu aclaración. – los dos reímos y sentí la tensión disiparse poco a poco. – Bueno, cuando vine aquí Marcos estaba esperando en el estudio y Olga me lo presentó. La verdad, es que fue de gran ayuda tener a alguien que conoce tan bien Los Ángeles y el mundo de la música. Era como mi secretario. Se encargó de concertar citas con los estudios, contactar con los compositores y todo eso.

- ¿No se ocupaba de eso Olga? – pregunté.

- Sí, Olga también solía acompañarlo a todos lados y le ayudaba. Ha aprendido mucho con él. – asentí ante su respuesta. – Todo iba muy bien hasta que hace una semana o así a Marcos se le ocurrió que sería buena idea ir un par de días a Latinoamérica a cantar y a promocionarme. Yo le dije que tenía una gira pendiente en España y que prefería esperar a tener mi disco para ir a hacer conciertos y firmas. Pero no escucha.

Yo quiero más || AitedaWhere stories live. Discover now