Clavel - Corazón que suspira

Libro 2 - La evolución del perro leal (2)

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El tirano pirata interestelar estaba ya demasiado cansado para enfadarse.

Una respuesta tan calmada y desinteresada, si hubiera sido su yo habitual, hace tiempo que habría aturdido a esa persona con su pistola láser. Pero había sido ignorado por el joven frente a él durante tanto tiempo y sólo había recibido una respuesta con extrema dificultad que Dong Qingzhan tuvo el impulso de saltar de alegría.

Cuando se dio cuenta de que estaba siendo demasiado feliz, la expresión del ladrón interestelar se volvió un poco rígida.

El joven lo miró fijamente por un momento y pareció desconcertado. Después de que pasara algún tiempo y el hombre no hubiera dicho ni una palabra, se dio la vuelta inmediatamente para continuar con su experimento.

Al pirata le costó recuperar el equilibrio y, mientras observaba la cabeza negra que tenía delante, sintió una sensación reprimida en su corazón, atascado allí mismo como una rana.

Tal vez sea porque está demasiado excitado, y además, las heridas de su cuerpo eran graves, para empezar. Nuestro buen amigo el pirata sintió que sus párpados se deslizaban hacia abajo mientras perdía la conciencia.

Cuando se despertó de nuevo, su pie derecho, que antes aún podía moverse, estaba también vendado con una gruesa cuerda. Ahora le costaba incluso moverse un centímetro.

También tenía una sensación de plenitud en el vientre donde había sentido hambre. Mirando el frasco de medicina nutricional que estaba tirado en el suelo a su lado, los ojos de Dong Qingchao brillaron.

―¿Quién eres, dónde estoy? ―Dong Qingzhan, mucho más tranquilo ahora, miró fijamente la espalda de aquella figura.

Silencio.

Como era de esperar, esta vez el joven ni siquiera miró hacia atrás. No sabía si realmente no lo había oído, o simplemente se había ignorado por completo.

El rostro de Dong Qingzhan estaba tan negro que parecía gotear tinta.

Aunque su corazón ardía de ira, no podía moverse en absoluto, y sólo podía confiar en la ayuda del joven. Dong Qingzhan lo pensó por un momento y sólo pudo reprimir en secreto la rabia de su corazón.

Dong Qingzhan torció su boca en una sonrisa sombría. ¡Podrá arreglar esta cuenta después de salir del peligro!

Como el joven que tenía delante no lo había reconocido, Dong Qingzhan sólo podía utilizar sus propias observaciones para juzgar la situación actual. Calculó en silencio el tiempo que tardarían los guardias interestelares en encontrarlo.

De alguna manera, el brillante cielo ya se había oscurecido hasta el atardecer.

En el laboratorio vacío, sonó un agudo silbido.

Los ojos de Dong Qingzhan se entrecerraron y sus músculos se tensaron.

Miró hacia el lugar de donde procedía el sonido y descubrió que se trataba de una vieja caja.

Dong Qingzhan, que nunca había visto nada tan desgastado, parpadeó peligrosamente y especuló para qué servía.

¡¿Es algo que convoca fuerzas interestelares?!

Los ojos oscuros de Dong Qingzhan se llenaron de miedo. Su aspecto era aterrador. Soportó el dolor e inclinó su cuerpo, preparándose para matar al joven si daba un solo paso en falso.

En el momento en que Dong Qingzhan estaba más nervioso, el joven ocupado detuvo repentinamente sus acciones.

Dio unas palmaditas a la caja de hierro que no dejaba de zumbar, y entonces la áspera voz se detuvo en seco.