Demonios;; Eren Jaeger x Lectora | Shingeki no Kyojin

Prólogo.

❝Siempre que estamos a punto de salir a flote en aquel mar devastador donde permanecemos atrapados, hay algo que termina arrastrándonos hasta las desoladas profundidades.❞

─·•❃•✿•❃•·─

—¿Qué sucede? ¿Te sientes incómodo?

Eren torció el cuello para mirar a la dueña de esa melodiosa voz. Vio un par de mejillas teñidas de rubor y pupilas dilatadas gracias al alcohol que estuvo consumiendo, además de una mirada repleta de preocupación.

No pudo evitar grabarse esa imagen en la mente, quién sabe en cuánto tiempo la volvería a ver, así como tampoco pudo evitar sonreírle un poco. La confundió, porque por otra parte, ella lo había estado observando durante un buen rato y en todo ese lapso él parecía hallarse triste, pero en ese instante... sus ojos adoptaron cierto brillo en cuanto se posaron sobre su persona. De pronto, los últimos vestigios de aquel chico que conoció se hicieron presentes, debido a eso un afilado puñal de nostalgia se encajó en su pecho.

—Estás más ausente que nunca —murmuró—. ¿Por qué estás tris–...? —la interrumpió cubriendo su boca.

—El alcohol te pone algo habladora —mencionó, sintiéndola sonreír bajo la palma de su mano. En respuesta, la joven le agarró la mano y la sostuvo entre las suyas, como acostumbraba a hacerlo—. Mejor déjame aprovechar el momento y tu leve estado de ebriedad para decirte algo...

—Te escucho entonces...

Tomó un poco de aire antes de hablar.

—Los extrañaré cuando me vaya... —comenzó, ganándose una expresión todavía más desconcertada que antes—, pero es algo necesario. Prometo volver y después de que lo haga, les daré la vida que merecen tener por el resto de sus días. Ya no llevarán esa carga que tienen encima y serán libres.

No quería explicárselo a detalle, tan solo se trataba de una promesa que quería soltar antes de marcharse. Parecía que la ebriedad de la chica se había bajado de golpe, pues arrugó el entrecejo y observó a los demás, analizando sus palabras. Entonces volvió a fijarse en Eren, le habría gustado saber en qué estaba pensando pero él no quería que se lo cuestionara en ese momento, así que simplemente la abrazó como si fuera la última vez que lo haría y apoyó el rostro en su hombro. Ella no tardó nada en devolverle el gesto, pasando las manos por su espalda en un intento por brindarle un poco de consuelo.

—Recuerda que todo lo hago por ustedes —comentó de repente en un murmullo apenas audible—. Ahora me siento un poco mejor.

Sonrió con ligereza, sin saber que un terrible desastre vendría después.

“Ustedes son importantes para mí, más que nada en el mundo”.