·•❃•4. Montaña.

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❝Y cuando la muerte está lista para recibir a alguien, a veces parece retractarse

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·• Año ochocientos cuarenta y ocho •·

Un manto blanquecino de nueve llegó en el mes de enero a cubrir toda extensión de paisaje. Pero no; no era una nevada bonita y leve, se trataba de una horrorosa tormenta invernal.

Eren caminaba a paso lento, experimentando el agotamiento en su máximo esplendor extendiéndose por todo su cuerpo. Su grupo compartía el mismo sentir, llevando incluida la esperanza de poder llegar al pie de la montaña. Todo mundo podía afirmar con seguridad que ese era el entrenamiento más complicado de todo el año. Al igual que las carreras alrededor del bosque, este consistía en recorrer grandes distancias pero atravesando montañas en situaciones difíciles, y en ese caso debían enfrentarse a la furia del invierno.

La luz que emitían las antorchas situadas al exterior de las cabañas brillaron en medio de la ventisca y la oscuridad, indicándoles que ya no faltaba mucho para descender. A veces el aire bajaba de intensidad y de un instante a otro recobraba su fuerza, pero parecía haberse tranquilizado en ese momento.

Fueron recibidos por dos instructores apenas llegaron, posicionándose como el penúltimo equipo.

—¡Ya han llegado a la cabaña! ¡Ánimo! —exclamó la instructora.

—Nueve horas y doce minutos —mencionó el hombre a su lado, anotando los tiempos en una tablilla—. Considerando el clima, el tiempo no está mal.

Se dirigieron a una de las tantas fogatas esparcidas en el campamento, en lo que se les daba la orden de entrar a las cabañas. Eren optó por sentarse sobre la nieve y apoyar sus manos en ella, siendo imitado por algunos de sus compañeros.

—Pensaba que me moriría —dijo mientras respiraba de manera audible—. Entrenar en estas condiciones es muy duro.

—Mierda, prácticamente no siento las piernas —se quejó Jean.

—Espero que pronto nos dejen entrar... —masculló Connie.

—Seguro que tienen preparado un festín delicioso. —Sasha soltó una extraña risa.

—Oigan, Christa no está. —Reiner se acercó corriendo a ellos.

—Daz no se encontraba bien —habló Mikasa—. Y ella se fue con él.

—Daz tampoco está —informó preocupado—. Con (Nombre) y Ymir pasa lo mismo.

Con lentitud, Eren giró la cabeza hacia el gran acantilado que tenían en frente, acordándose de lo que habló con ella antes que salieran:

—La mitad del cuartel hizo esto apenas ayer... a nosotros nos va a tocar la peor parte porque el clima podría empeorar más tarde —oyó una queja saliendo de sus labios, con esa voz tan aterciopelada que poseía. Al momento trasladó sus ojos hasta la chica, quien no dejaba de analizar un mapa con una expresión resignada.

—¿Tanto te molesta la nieve?

—No, no se trata de eso. De hecho me gusta bastante, pero no me entusiasma la idea de atravesar una montaña a mitad de una posible tormenta —le explicó, entonces flexionó y subió una pierna sobre la banca amaderada en la que se hallaban sentados y apoyó un codo en la mesa. Su madre odiaba que se sentara de tal modo—. Además, mira esto —volteó el mapa para que pudiese apreciarlo y señaló la ruta que estaba marcada ahí.

Demonios;; Eren Jaeger x Lectora | Shingeki no KyojinWhere stories live. Discover now