Un lobo de color verde me intenta salvar la vida

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- ¡Ponte detrás de mí! - le ordeno a Killian mientras saco la falcata de su funda.

Antes no había tenido demasiado tiempo para fijarme en el arma. Tiene el filo ligeramente curvado y es más ancho en la parte central, acaba en una punta afilada y aunque por su forma he pensado que solo estaría afilada por un lado, cuenta con un doble filo. Su empuñadura es perfecta para manos pequeñas como la mía y tampoco es muy larga así que supongo que será fácil de manejar.

- Yo me piro - dice Killian mientras corre en dirección al pabellón deportivo.

- ¡KILLIAN, NO! - grito, pero no me escucha y sigue corriendo.

¡Qué le den! Maldito cobarde de mierda... Da igual, lucharé sola contra este bicharraco. El dragón me observa, gira la cabeza como si pasase de mí y se va por donde se ha ido Killian. ¿Pero qué...?¿Por qué...? Ojjjjj, gruño mientras sigo al dragón bajo la lluvia. ¿Y por ese imbécil me metí en medio de un incendio? Debería dejar que se lo coma el dragón. Estúpido desagradecido... Pero en el fondo sé que no puedo dejarlo morir.

Estoy pensando en todo esto cuando de repente el dragón se envuelve de una luz blanca que me impide distinguir su figura. Cuando el resplandor se disipa donde antes había un dragón ahora hay un lobo enorme con el pelaje de un color bastante extraño, a primera vista parece negro pero si me fijo con más atención diría que es verde oscuro. Creo que soy la primera olvidada en descubrir esto, más que nada porque en el libro Como Matar Un Dragón Volumen 1 no mencionan nada de cambios de forma ni metamorfosis de ningún tipo.

El lobo acelera el paso por la calle vacía. Se mueve con mucha más rapidez que cuando era un dragón que apenas cabía entre los edificios. Lo sigo a toda velocidad y apunto estoy de ser atropellada por un coche, eso de que no puedan verte tiene sus desventajas.

Llegamos al pabellón y ya estoy jadeando, maldita Olimpia por privarme del entrenamiento durante tanto tiempo. No sé a donde ha ido Killian pero el lobo parece estar muy seguro. Cada poco tiempo frena un poco la velocidad y olfatea el aire. Eso me da un poco de ventaja para alcanzarlo, tengo que matarlo antes de que mate a Killian. Aunque sea un cobarde y un gilipollas, es un olvidado y debo cuidar de mi gente.

Sigo al lobo hasta un vestuario, justo cuando estoy a punto de entrar veo la luz blanca salir por debajo de la puerta, se ha transformado. Creo que es mucho pedir que se haya transformado en algo inofensivo tipo una mariposa o un hamster. Sí, un hamster estaría bien. Y con esa esperanza metida en la cabeza entro en el vestuario.

Lo que me encuentro allí no es un hamster sino humanos, muchos humanos, así con O. No podían haber entrado en un vestuario vacío ¿verdad? No, vamos a entrar al de tíos, dice una vocecita en mi cabeza imitando de una forma muy estúpida la voz de Killian.

¡Céntrate, Kenya por favor!

- Hoy si que hay corriente, la puerta no para de abrirse y cerrarse - comenta uno de los tíos.

- Ya ves tío, voy a colocar la mochila en la puerta no vaya a ser que nos pillen aquí en bolas cualquiera que pase por el pasillo - y eso hacen.

- Escucha, no sé ni quien eres. No me voy a ir contigo a ningún lado - dice Killian más allá.

El vestuario es grande y hay un tabique que separa la zona de cambiarse de las duchas, sigo el sonido de su voz hasta allí y me escondo a escuchar.

- Ya te he dicho quien soy pedazo de lumbrera. Soy Jiaz, el hijo menor de Dabka y protector de los Firelands y vas a venir conmigo, soy el único que puede ponerte a salvo de él.

Así que Jiaz es al que todos los olvidados afines al Titiritero quieren ver muerto.

- Ni de coña. Te lo repito, no se que te habrás fumado pero no pienso acompañarte a ningún lado.

ORAMAWhere stories live. Discover now