Si tu plan incluye prácticas suicidas a lo mejor no es un buen plan

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- ¿Vas a ir así? - dice Jiaz al ver la peluca rojo brillante que me he colocado en la cabeza para disimular mi pelo castaño. - Nunca colará, es un color demasiado artificial.

Le miro con mala cara y me quito la peluca. 

- Vale señor experto. ¿Qué color sería mejor?

- El verde obviamente.

Vuelvo a mirarle con cara de pocos amigos y le lanzo la peluca a la cara mientras busco otra. Esta es corta y de color negro, más discreta que la roja de antes. Me la pongo. Busco a Jiaz, que se ha alejado de mí entre los estantes, para preguntarle que le parece.

- ¿Jiaz? - pregunto cuando no lo encuentro por ningún lado.

De repente salta delante de mí con una máscara de unicornio. Me pega tal susto que grito y le pego un manotazo en el hocico a la careta, que sale volando por los aires. Jiaz se ríe de mí a carcajada limpia. Primero intento parecer enfadada para que pare de reírse pero luego me contagia la risa y acabamos riendo los dos.

Una vez hemos conseguido calmarnos él recoge la careta del suelo y le pregunto:

- ¿Qué te parece esta peluca? 

- Muchísimo mejor  que la anterior. Te queda muy bien, te aparta el pelo de la cara. - después se acerca un poco para acariciar las puntas del pelo sintético y añade - Estás guapa.

Vaya, eso último me deja sin palabras. Y parece que a él también, creo que no pensaba soltar algo tan... profundo.

- Vaya,... gracias. 

Tras otro momento de incomodo silencio en el que ninguno de los dos sabemos muy bien que decir añado:

- Pero lo de la cara descubierta se volverá un problema, podrían reconocerme. Voy a buscar alguna calcomanía para la cara y maquillaje.

- Sí, mejor.

Voy hasta el pasillo de maquillaje medio corriendo medio andando. ¿Qué narices ha sido lo de antes? Decido no darle demasiada importancia. Es Jiaz, pienso, es especialico.

Ahora vamos al lío. Después de haber elegido unas calcomanías con una forma parecida a las lenguas de fuego de los lanzallamas y habérmelas pegado en los pómulos llega le momento de maquillarse.

La verdad es que solo me he maquillado un par de veces y siempre me ponía lo justo para ir un poco arreglada. Hoy no necesito lo que se dice "ir arreglada", lo que necesito es que no me reconozcan.

Es en estos momentos cuando más agradezco haber tenido amigas a las que les gusta la moda y el maquillaje. La de tardes que habré pasado en casa de Annie con el resto de mis amigas viendo vídeos sobre el tema, y lo que las echo de menos.

Decido apartarlas de mi mente y empezar con el rímel y la sombra de ojos, incluso me atrevo a hacerme la raya del ojo. Remarco mis pómulos con maquillaje de un marrón más oscuro y por último pinto mis labios de un rojo oscuro muy intenso.

Y así estaría, pienso mientras me miro en el espejo, no parezco yo. Sonrío a la chica del espejo, parece peligrosa y decidida, nada que ver con la Kenya de siempre. Vuelvo a por Jiaz, al verme se queda con la boca abierta. Ojalá haber tenido el móvil para sacarle una foto. Entonces me percato de que sigue sujetando la máscara de unicornio en la mano.

- ¿Te vas a llevar eso? - pregunto señalándola.

-  Claro, ¿sabes lo que le voy a tocar los huevos a la gente con esto? - dice sonriendo.

Casi puedo ver lo que se le está pasando por su cabeza, la de locuras que piensa hacer con esa máscara. Es raro, lo conozco desde hace tan solo un día pero parece más tiempo. 

ORAMAOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz