Si morimos que nadie diga que no avisé

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Nos vamos a Firelands. Cuando nos despertamos con las primeras luces del amanecer Jiaz había mejorado bastante, incluso su ala rota tenía mejor pinta y no parecía molestarle tanto. Ahora estamos llenando a Quinn de pintura blanca para que sea más difícil de reconocer y yo me he quitado las calcomanías de la cara pero sigo llevando la peluca. Oumar y Seydou aparecen para despedirse de nosotros.

- Buena suerte ahí fuera - dice Seydou mientras me da un abrazo. - Y cuida del elemental.

Parece que la mentira caló después de todo.

- Gracias, eso haré - contesto.

Luego Seydou va a despedirse de Jiaz y me quedo con Oumar. Me da un abrazo.

- No me fío del elemental, devuélvelo a su casa y ponte a salvo. No estés demasiado tiempo en un mismo sitio o ella te encontrará - susurra para que nadie más lo oiga.

- Tendré cuidado - contesto en el mismo tono.

Sus palabras me dejan pensando. ¿Y si Firelands es más peligroso para mí que Orama o la Tierra? Se aparta de mi y se marcha sin despedirse de Jiaz. Llega el turno de Valentina, nos abrazamos con fuerza.

- Ten cuidado, no creo que todos los dragones sean igual que este - se aparta un poco de mí con lagrimas en los ojos -. Vuelve, ¿si? 

- Lo haré - contesto abrazándola de nuevo. - Anda, ves a clase antes de que empiecen a sospechar algo.

Valentina sale de la habitación diciendo adiós con la mano. Una lágrima solitaria cae por mi mejilla, la aparto con el dorso de la mano y monto en Quinn. No puedo permitirme llorar ahora. Agarro las rindas que me ha dejado Valentina mientras Jiaz abre la ventana. 

- ¿Donde está la entrada a tu mundo? - pregunto rompiendo el silencio.

- Este no me parece el mejor lugar para hablar de ello. Primero vamos a la Tierra y una vez allí te cuento.

- Bien pensado. Monta.

Sube de un salto y me rodea la cintura con los brazos. 

- Vamos Quinn - digo.

- ¿No había otro color para disfrazarme que no fuese blanco? - pregunta la equus molesta.

- Cuando lleguemos a la Tierra te lavaremos, no te preocupes.

La promesa de un baño parece gustarle porque se lanza por la ventana del cuarto de Valentina sin protestar más. Yo voy invocando a la pompa para que nos lleve a la Tierra. Como hemos salido al amanecer, los olvidados que no están en clase están durmiendo y no nos encontramos con nadie.

La pompa aparece unos metros por delante de nosotros y la atravesamos sin ningún problema. Aparecemos sobrevolando mi pueblo, las vistas son impresionantes desde aquí arriba. El castillo rodeado de pinos sobre la colina, la iglesia un poco más abajo, el río trazando el contorno de la ciudad, la plaza de toros, el instituto, el polideportivo... Entonces se me ocurre una idea.

- Quinn, aterriza en esa calle de ahí.

- ¿Qué? - pregunta Jiaz confundido. - Creía que ahora...

- Killian - contesto como toda explicación.

Casi me había olvidado de él pero al ver el polideportivo se me ha encendido la bombilla. Jiaz dijo que tenía la marca y que era un dragón, bien tendremos que llevarlo a su mundo, ¿no? Quinn aterriza y desmontamos.

- El río está aquí al lado, ¿puedo...? - pregunta Quinn.

- Si, - contesto cansada - ves a darte ese baño.

ORAMAWo Geschichten leben. Entdecke jetzt