No permitiré que ningún dragón de pacotilla me haga bullying

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La sala del trono parece una iglesia gótica en su versión más oscura. Lo único blanco que hay en la sala son las estrellas que hay pintadas en el techo y la piel de Jiaz y de su padre. 

Dabka, el rey de los dragones, está de pie delante de un trono enorme de hierro pulido y brillante. Lleva una túnica rojo sangre bordada en oro que le da un aire peligroso y de poder, para rematar el efecto el hombre es enorme y nos mira con cara de pocos amigos.

- Hijo, ¿como te atreves a desobedecerme? 

- Padre, yo...

- ¡CÁLLATE CUANDO TE HABLE! - grita a pleno pulmón de repente asustándome.

Ahora mismo me encantaría ser invisible para él, poder irme a mi casa para seguir con mi vida y olvidar todo este mundo de locos en el cual cada dos por tres tengo que huir de alguien que quiere matarme.

- Me desobedeciste, fuiste a la Tierra. Y ahora vuelves trayendo contigo a un dragón novato e incompetente y a una olvidada al mismísimo corazón de nuestro reino. ¡Ser el príncipe y futuro rey no te da licencia para saltarte todas las leyes! - exclama Dabka dando un golpe al reposa brazos de su trono negro.

Tanto Jiaz como yo pegamos un bote al escuchar el golpe.

- Padre, déjame explicarte. Esta olvidada es...

- Déjame adivinar... - interrumpe Dabka. - Estás enamorado de ella ¿no? Claro, seguro que es tu novia y ahora vienes a mi para pedirme... 

- ¡¿QUÉ?!¡NO! - decimos Jiaz y yo a la vez.

- Padre, si me dejases hablar un momento te habría dicho que ella es Kenya también conocida como Raidara Zanatu. Y que no estoy interesado en casarme, ni con ella ni con Enys - explica Jiaz.

Mientras se hace un silencio sepulcral en la sala del trono yo pienso quien narices será Enys. Es un silencio tan pesado y tenso que por un momento pienso que el rey de los dragones se abalanzará sobre nosotros convirtiéndose en algún animal terrible y nos matará. En lugar de eso Dabka echa la cabeza hacia detrás riéndose de forma escandalosa. 

Jiaz suelta una risita tensa y yo lo imito con cierto miedo mientras pienso: socorro esta gente está loca, seguro que ahora me meterán en una olla para comerme viva.

Sin embargo no pasa nada de eso. Dabka deja de reírse de golpe y grita:

- ¡GUARDIAS! ¡ENCERRAD A LA OLVIDADA!

- ¿Qué? Tu hijo ha dicho la verdad - me defiendo mientras los guardias se acercan a mi.

Saco mi espada de la vaina, si las cosas van a ponerse feas que se pongan. Yo estaré preparada.

- Si de verdad eres Raidara Zanatu, dime, ¿donde está tu caballito de ojos blancos? - dice Dabka en un tono calmado y peligroso.

- Lo perdimos al pasar por la tormenta. Tiene que estar en algún punto de nuestros dominios. Padre, es la verdad, debes creernos - suplica Jiaz.

Los soldados cierran el circulo entorno a mi y espero a que el primero de ellos ataque. Me agacho justo a tiempo de evitar que me rebane un hombro y giro mi falcata para cortarle los ligamentos de la rodilla. 

Sin embargo una segunda espada de otro guardia desvía mi golpe. Me lanzo a por este segundo soldado de golpe y por instinto y de un placaje lo tiro al suelo. Me levanto rápidamente y voy a por los siguientes mientras el del suelo todavía lucha por levantarse. Esas armaduras no son tan prácticas cuando uno trata de levantarse. Ahora los guardias se lo piensan más antes de acercarse a mi, ya han visto lo que soy capaz de hacer. 

Estoy a punto de lanzarme contra otro de ellos cuando las puertas de la sala del trono se abren de par en par para dejar paso a una comitiva de gente en el centro de la cual se haya una joven alta con el pelo largo de color calabaza suelto sobre los hombros. Lleva un vestido dorado muy elegante y camina con un estilo tal que me hace sentir como si tuviera que arrodillarme ante ella.

Ante la visión de la chica Jiaz pone los ojos en blanco y resopla. Y yo como me he quedado empanada mirándola ahora estoy desarmada, con las manos esposadas a la espalda y el filo de una espada en el cuello.

- Enys, ¿a qué se debe esta interrupción? - le pregunta el rey en tono autoritario.

- ¿Interrupción? ¿A caso no es esta mi casa también? Soy la prometida de tu hijo, por si se te ha olvidado - dice en un tono que a mi me parece bastante estúpido y repipi. 

Y a todo esto. ¿Eso de "prometida" a que viene? ¿Qué hace una persona prometiéndose con alguien a los 15? Miro a Jiaz y su expresión me confirma que no lo eligió él.

- Y al ser mi casa es mi deber preguntarme que es este alboroto - continúa la chica.

- No es... - empieza Jiaz.

- ¡JIAZ! - interrumpe Dabka - Deberías aprender a tratar mejor a tu futura esposa. Y en cuanto a qué está pasando aquí debes saber, Enys, que no pasa nada y que solo nos estamos deshaciendo de un pequeño problema - dice mirándome y dándole énfasis a lo de pequeño.

Me debato entre las manos de los guardias enfadada. Se que es inútil pero no pienso permitir que ningún dragón de pacotilla me haga bullying y salga impune.

Es entonces cuando la tal Enys fija sus ojos negros en mi. Yo le devuelvo la mirada con ferocidad, enseñando los dientes. Por culpa suya han conseguido pillarme desprevenida y atraparme. ¿Qué tarde o temprano me habrían esposado igualmente? Puede ser pero estoy demasiado cabreada ahora mismo como para pensar en eso.

Luego clava su mirada de serpiente en Jiaz, no me gusta nada esa mirada. Es como si quisiera leer todo lo que oculta su mente. Ahora sus ojos viajan hasta Dabka y dice en ese tono tan irritante:

- Querido suegro, lo he estado pensando y... me he dado cuenta de que necesito otra sirvienta.

- ¿Otra? ¿Y qué hay de la última que te pagué como regalo de bodas? - pregunta el rey sorprendido.

Jiaz vuelve a resoplar al oír "bodas". En cuanto vuelva a verlo le preguntaré de que narices va todo esto.

- Ahora no es momento de hablar de ello, te lo contaré en la cena - contesta Enys con tono de superioridad.

Acabo de conocerla y ya sé una cosa de ella: no la soporto.

- El caso es que la necesito en seguida así que te propongo un trato - continúa muy segura de si misma. - Me quedo con la olvidada bajo mi tutela. No tendrás que pagar a nadie para que sea mi sirviente y te deshaces del problema.

La mirada que comparten me hace pensar que sus palabras significan más de lo que aparentan. Están planeando algo, seguro.

- Está bien. Quédate con la chica.

Enys sonríe complacida y se dirige a los guardias:

- Llevadla a sus nuevos aposentos.

Miro a Jiaz antes de que los guardias se me lleven por la puerta. Tengo tantas preguntas ahora mismo que no sé por donde empezar. Él asiente ligeramente con la cabeza y no se como pero se lo que quiere quiere decirme: "no te pasará nada". Yo no estoy tan segura de ello.

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