La torre infinita

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Gritaba y nadie le oía, huía y nadie le perseguía, hablaba y nadie le escuchaba, allí, en su propio castillo, con una mirada fría e inmóvil, pasaba las horas observando a la muchedumbre, a las palomas y a las vidas de otras personas, tenía todo lo que deseaba, todo excepto el poder de acabar con aquel sentimiento que le hacía ahogarse en si mismo y cada día morir en su soledad.

𝕾𝖎𝖓 𝖋𝖎𝖓𝖆𝖑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora