Corred

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Y entonces cerré los ojos para intentar ver más allá de este mundo, vi una tierra nacida del fuego y el hielo, en ella habían grandiosos paisajes de gran belleza, una belleza tan mística que ningún hombre se negaría a caminar por aquellos lares, quise acercarme y tocar el suelo con mis pies descalzos, la hierba estaba húmeda por la llovizna, el tacto de la tierra entre los dedos me hacía imaginar que esta tierra me quería del mismo modo que yo a ella, derrepente, escuché unas risas bajando por la montaña y decidí volver a mi plano celestial, mi sorpresa fue ver a dos jóvenes amantes persiguiendose el uno al otro mientras reían y saltaban, ella llevaba un precioso vestido blanco y una trenza muy bien decorada, el vestía de marrón y desprendía una calidez inhumana, ambos estaban hechos el uno para el otro, tras un rato de juegos decidieron sentarse frente a un acantilado, abrazados miraban el infinito océano y solo soñaban con un futuro navegando juntos, el cogió una pequeña flor blanca, le arrancó un pétalo y le colocó la flor a su amada, ella sonrió y seguido le besó la mejilla, ese acto me abrumó ¿Por qué hizo eso la muchacha? ¿Acaso es algo bueno? Ese acto me interesó más aún en ellos y decidí seguir observando. Tras un buen rato de caricias y palabras decidieron volver a su poblado, emprendieron el camino de vuelta, cogidos de la mano, ella dejaba pequeñas marcas en la hierba, como si acariciase la tierra y el más brusco, dejaba marcas como cráteres, ella era su armadura y el era su espada, era como si una magia los abrazara y estaban hechos el uno para el otro, pasó un rato y llegaron a un pequeño manantial, de el parecía emerger un extraño brillo turquesa, él estaba sediento pués había llevado a su amada en brazos una parte del camino, ella dudaba de si debía o no beber del agua, la impaciencia de su amado lo llevo a beber del agua sin pensar, entonces, del agua emergió una silueta oscura con forma de araña y rasgos humanos, qué, de inmediato agarró a la muchacha y le dijo al chico -beber de mis aguas es una acción muy insensata pués emanan de cientos de almas que he ido cosechando durante milenios, pagarás por tal acto con el alma de tu amada- entonces el rápido le dijo que se llevase su alma y no la de su amada, el ser ni le miró y empezó a sumergirse con la muchacha, él sin pensar dos veces saltó al manantial y agarró a su amada, el ser al percatarse de dicho acto decidió llevarse al chico, pués tal acto de valentía e insensatez llamaron la atención de aquel atroz ser, la muchacha postrada en el suelo solo pudo ver como su amado dejaba la pulsera que le prometió para el día que no le volviese a ver, agarró la pulsera, se la pegó al pecho y empezó a llorar, pasaron horas hasta que salió de aquel lugar, era de noche y la tierra se había vuelto de hielo, la luna se reflejaba en el hielo y la muchacha llena de dolor le gritó a la luna para que le devolviese a su amado, como si de una ilusión paranoica se tratase ahí estaba el, delante suya, una silueta que brillaba como la luna le extendió la mano, ella, con una extraña sonrisa apoyando el colgante en su pecho le dió su mano y el la llevó a la luna, sentados ambos allí, el le prometió cuidarle cada día de su vida y siempre le tendría con ella si llevase la pulsera puesta más solo podría verle en las noches de luna llena, quedaba poco para amanecer y ella no quería dejarle, cuando los primeros rayos de sol empezaron a nacer la silueta de su amado comenzó a desaparecer dejando en ella un dolor que jamás otra persona en la tierra ha vuelto a sentir, y así, cada luna llena la amada porta un vestido blanco y se la puede ver anhelando a su amado en lo más alto de la montaña.

𝕾𝖎𝖓 𝖋𝖎𝖓𝖆𝖑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora