Apoyado en mi ventana veo el paso de las horas, esperando la visita de alguien que sé que nunca vendrá, el frio que trae el viento me recuerda a las caricias que rozaban mi cara, la tristeza que trae la tarde me hace marchitarme como si de una flor me tratase, ya no siento calor, ya no tengo calor, solo siento una herida fría y dolorosa que intento curar a cada hora, noto como mis labios se van rajando por este frio, la sangre baja por ellos y me es imposible no imaginar que son otros labios acariciándome, el viento vuelve a soplar ¿Quieres algo de mí? ¿Hoy vendrá?, Miro por mi ventana, las nubes se acercan, crecen y crecen y yo me desespero más aún, veo la torpeza del paso de los ancianos, no quiero eso, quiero volar, no quiero estar ligado al suelo, ¡sácame de aquí! ¡Libérame! Hazlo ya por favor, no esperes más, o me acabaré marchitando.
