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Narra Goretti:

Paseo de un lado a otro por la habitación. Tengo el corazón en un puño. Mi reencuentro con el no ha sido como yo esperaba, quería planearlo bien ¡Joder!

-Te noto alterada.

-Lo estoy.

Me obliga a sentarme. No sé si me ha descubierto y eso me aterra porque mi venganza se iría al garete.

-¿Te ha reconocido?

-No pero le conozco, algo sospecha y cuando está así quiere averiguar si sospechas son ciertas cueste lo que le cueste.

-Quizás deberías hablar con él y contárselo.

-¡No!

-¿No quieres contarselo porque hay algo más?¿Verle te ha removido sentimientos del pasado o algo por estilo?

Me quedo callada. Giro la cabeza y gruño en voz baja. Claro que todo ha cambiado excepto el cariño que le tenía que sigue ahí.

-¿Hola?

-No, solo siento cariño por el, cariño de niños.

-Seguro que te ha impresionado ver lo cambiado que está,  uno no es el mismo siempre, con el tiempo va cambiando.

-Puede ser-murmuro.

Me entrega un sobre, lo abro, en el hay fotos recientes de mi padre y de mi hermano... Espera, ¿tengo un hermano?¿Desde cuándo? Me he perdido tantas cosas... Maldigo en silencio y arrugó el sobre.

-¿Estás bien?

-¿De cuando son estas fotos?

-De está mañana, tengo muchos contactos.

-¿Sabe algo de el..?-señalo al niño en la foto.

-No... Pero mis contactos seguro que pueden averiguar algo.

Asiento, se marcha dejándome a solas con mis pensamientos. Si ese niño es mi hermano, mejor dicho, mi medio hermano significa que mi padre tuvo un hijo con esa víbora y será más difícil lograr que se deshaga de ella. Empiezo a llorar, me da rabia, mucha rabia. Ella se ha pasado la mayor parte del tiempo malgastando la fortuna de mi padre y yo he estado encerrada por una mentira.

Narra Adexe:

Subo a mi habitación. Hecho el pestillo y saco su fotografía de debajo del colchón. Son tan parecidas pero a la vez tan diferentes... Una tiene el pelo negro, corto, por encima de los hombros más bien y la otra largo y rozijo, una luce los ojos verdes y la otra los lucía color avellana. Mi cabeza está un lío desde que la vi y vi ese tatuaje. Me quito la camiseta, saco el saco de boxeo y lo cuelgo. Lo golpeo con fuerza desprendiendo toda mi rabia.

-Vaya... Has vuelto a sacar el saco de boxeo.

-Si, necesitaba soltar mi rabia y este es un excelente método.

-¿Otra vez has vuelto a ver esas fotografías?

Me quedo callado mientras el espera una respuesta que nunca llega.

-Creo que ya tengo la respuesta.

-Si has venido a pelear ya puedes marcharte.

-No, he venido a decirte que Silvia está abajo.

-¿Otra vez ha venido? Que pesada, dile que no estoy.

-Tarde.

Se aparta dejándome ver a Silvia. Gruño. El se marcha dejándonos solos.

-Hola.

-Hola.

Me seco el sudor con una toalla y la miro, se que algo quiere preguntarme pero no se atreve.

-Dilo ya antes de que me agotes la paciencia y decida hechar te de mi casa.

-¿Quién era esa chica?

-No lo sé.

-¡No me mientas!

-¡No te estoy mintiendo! Es una desconocida, no la había visto nunca.

-¿Y por eso te quedaste tan impresionado al verla?-pregunta cruzándose de brazos.

La miro serio, odio que se metan en mi vida y menos ella que no es nada mío.

-Ahora eres tú el que no habla.

-Silvia, déjame en paz.

Me doy la vuelta para ponerme la camiseta pero ella me gira y desliza sus dedos por mi torso hacía arriba suavemente, no sé qué hacer, me ha tomado por sorpresa y me tiene totalmente acorralado.

Eternally yours. Where stories live. Discover now