No scars to your Beautiful ; Bang Chan.

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Belleza. Su significado suele ser subjetivo; para muchos es una cualidad que hace destacar a una persona o cosa en un mundo perfeccionista. La perfección no tiene un significado especifico, la perspectiva y creencia de cada ser hace lo perfecto. Para mí, la perfección solía tener un nombre y apellido, además de una reluciente sonrisa que mostraba sinceridad, alegría y comprensión, su mirada sobre la mía era todo el oxigeno que necesitaba para vivir, y por si fuera poco, también era poseedor de unos increíbles bíceps.

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El sol en Seúl no solía ser común en invierno, pero este día parecía ser diferente; el ambiente era caluroso, con una leve brisa fría y los rayos de sol, que parecían incinerares, fue un suceso denominado, por todos, como un fenómeno; pero para mí  parecía ser un día especial. Todo mundo se cubría de la exuberante luz solar cual murciélagos, y luego estaba yo; recostada a mitad del patio de mi nueva escuela, el césped húmedo picaba sobre mi blusa, falda y piernas desnudas, mirando la forma de las nubes y sus movimientos, que solo se lograban apreciar si ponías suficiente atención.

Lleve mi mano derecha al aire y simulé cubrir el sol con ella, entre abrí mis dedos dejando que pequeños rayos solares se escabulleran entre ellos, una sonrisa inevitable escapa de mis labios. — Es tan rara.—Llega a mis oídos una frase muy común en mi rutina. — Por eso su piel es tan oscura.— Uhm, eso era nuevo.

Levanté mi torso sentándome al instante, tomé mi libreta que se encontraba descansando a mi lado y escribí un nuevo dato en mi lista. Al finalizar, decidí guardar mis pertenencias en mi mochila, me puse sobre mis pies y sacudí con mis manos el césped que se había adherido a mi ropa. Las clases estaban por terminar y el calor me había dejado sedienta, tranquilamente caminé hacía el comedor de la escuela, el cual por alguna razón se encontraba inundado de alumnos; tras integrarme a la extensa fila me di el tiempo de observar y estudiar el comportamiento de mis compañeros.

Aquí, el ambiente parecía ser ameno. Todos tenía su típico grupo de amigos con los que bromear, charlar y pasar el rato; todos, excepto yo. Pero no era mi culpa, cada que trataba de acercarme a alguien y ser amigable, esta persona se limitaba a mirar mis converse desgastados, luego mi regordeta cara, y después, daban media vuelta ignorando mi saludo.

Las personas de la ciudad eran tan extrañas y tenían vidas tan ocupadas. Mi vida en el campo solía ser mucho más tranquila y sencilla. A muchos de mis amigos y a mí, nos gustaba correr por el prado descalzos, ya que sin zapatos era más fácil alcanzar velocidades más altas. Sin embargo, los niños de aquí necesitaban de unos zapatos caros para hacer amigos.

— Niña, retrasas la fila.— La voz de la cocinera malhumorada detrás de la barra me había traído a la realidad, miré hacía mis espaldas percatándome del montón de malas miradas que estaba recibiendo. — Solo quiero una bebida.— Respondo con voz baja, la cocinera rueda los ojos, toma una botella de bubble tea del congelador que se encontraba a sus espaldas y me lo entrega con una notable irritación, pago por el producto y me muevo a una mesa vacía.

— ¡SUAH, POR AQUÍ!— Giro mi cabeza ante el llamado de mi hermano mayor quien se encontraba en la puerta rodeado de un montón de chicos; sus nuevos amigos.

Hyunjin era muy alto y solía poseer rasgos tan finos como los de una chica, era agradable y siempre conseguía amigos con una facilidad increíble. Con una sonrisa y a pasos tímidos me acerqué, observando como sus amigos se despedían de él con un abrazo y una sonrisa, prometiendo verse el siguiente día. Al final solo quedaban Hyunjin y esa chica bonita que lo acompañaba a todos lados, aquella que solía ser muy amable y agradable conmigo en presencia de mi hermano, pero cruel en su ausencia.