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-Por favor, abran la puerta.- Pedí con un hilo de voz, no tenía noción de cuanto tiempo habría pasado ya. Los cubículos del baño eran angostos y estaban causándome una especie de claustrofobia, mi ropa húmeda era incómoda y eso aumentaba mi ansiedad.

Solo recibí risas como respuesta. No entendía por que la mayoría de las chicas en mi aula y algunas de otros grupos, tenían esa manía por humillarme y molestarme a toda hora del día. En algunas ocasiones era salvada por Chaewon, Félix o Eunji, aunque pareciera raro, después de mi accidente todos se habían comportado tan amables conmigo.

La puerta frente a mí dejó de resistir mi peso y provocó que cayera hacia enfrente; esto debido a que la chica quien sostenía dicho objeto con la finalidad de evitar mi salida, se había movido a un lado. -Enserio, eres tan torpe que me desesperas.- Habló la chica cabecilla del pequeño grupo de bullies. -Tráela aquí.- Ordenó. Otra de las chicas me tomó de los brazos y tiró de ellos para arrastrarme a los pies de la pelinegra. -Aish, tu uniforme comienza a secarse, que molesto.

Levanté mi vista con temor, enserio quería encontrarle una razón a este mal trato que recibía; ni siquiera les había dirigido la mirada, mucho menos unas cuantas palabras, prácticamente evitaba a todos a mi alrededor y eso parecía provocarles. Cerré mis ojos y encogí mi cabeza al sentir un líquido frío recorrer mi cabello y rostro, olía a fresas y había plasmado varias manchas rosadas en mi camisa del uniforme, blanca para variar, dichas manchas probablemente ya no saldrían de ahí.

-Uno, dos, tres, cuatro chicas de ultimo año molestando a una menor.- Su voz había resonado en mis oídos, me parecía conocida, pero no podía reconocer a quien pertenecía. De nuevo levanté mi vista encontrando al chico con cara de ardilla del otro día, se encontraba recargado en el marco de la puerta con despreocupación, sus brazos cruzados frente a su pecho y una mirada sombría. -¿A caso se creen gangsters?

-¿Qué haces en el baño de mujeres?- Preguntó la pelinegra que parecía dirigir. El chico escupió una risa burlesca y dio un paso dentro del lugar con bastante confianza.

-Lo mismo pregunto, Park Yiseo.- Leyó la pequeña etiqueta de su camisa y acercó su rostro al de la chica con burla. -¿No deberían estar en clase?- Esta vez habló hacía las demás chicas alzando la voz pero sin dejar de mirar a la persona frente a él. -Váyanse antes de que llame a un profesor.- Y eso fue todo, las chicas detrás de mí prácticamente huyeron. Mientras que la tal Yiseo permaneció en su lugar sosteniéndole la mirada al chico.

Tomé provecho de la situación y me puse de pie, acomodé un poco mi uniforme evitando a toda costa el gran espejo a mi lado, debo verme espantosa.

-Sé porque haces esto.- Habló el chico después de unos segundos de total silencio, llamando la atención de la chica y la mía. -También soy hijo del jefe de tu padre, y muy pronto seré su sucesor, es importante que lo tengas en cuenta.

-Lo-Lo si-ento-to.- Habló atropelladamente, se inclinó en una exagerada reverencia y permaneció así unos segundos.

-No vuelvan a acercarse a esta chica, ¿Comprendes?- Le condicionó, Yiseo enderezó su postura y asintió energéticamente. El chico le hizo una señal con su cabeza para que se marchara y obedientemente lo hizo.

Al paso de unos segundos de completo silencio el chico me miró, por mi parte, me sentía bastante nerviosa y no podía dejar de jugar con mis manos. -Gracias.- Alcance a decir y agache mi cabeza.

-No hay de que.- Dijo y por el tono de su voz podría jurar que sonríe. -¿Que te parece si te acompaño a asearte?- Lo mire instantáneamente, algo confundida, mi gesto pareció incomodarlo y se rascó la nuca con timidez. -En los vestidores del gimnasio hay duchas y yo puedo conseguir algo para que te cambies esa ropa húmeda.- Asentí lento y repetidamente, comprendiendo y al mismo tiempo aceptando su propuesta.

No scars to your Beautiful ; Bang Chan.Where stories live. Discover now