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    [🍭]

-Suah, cuando termines de comer lavas tu plato, ¿Bien?- Me indicó mi madre terminando de colocarse sus tacones, volviéndose más alta repentinamente. Mi madre era de baja estatura y yo lo había heredado incluso el doble, si eso pudiera ser científicamente posible.

-Se me hace tarde para ir al trabajo. Cuando llegue Hyunjin dile que ordene su habitación, ¿Sí?- Asentí con la boca repleta de comida y alce mi pulgar en forma de aprobación. -Aigoo, mi chica obediente.- Acarició mi barbilla y plantó un beso en mi cabeza antes de salir del comedor.

Al escuchar el sonido de la puerta principal cerrarse, había confirmado la salida de mamá. Deje de lado los cubiertos y mire mi plato, la ración de pollo y arroz que mamá me había servido estaba por la mitad.

                            ¨flashback¨

-Woah~, Eunji. Adelgazaste.- Exclamó una de las molestas amigas de la rubia, con cierta admiración. Instintivamente metí mi cabeza entre la ropa de mi casillero fingiendo buscar algo, esperando no ser vista por ella. La chica a pesar de portarse amable conmigo, por alguna razón me daba mala espina; a veces nos visitaba en casa y me llevaba bastantes golosinas, pero había algo en ella que me hacía desconfiar.

De igual forma, con Eunji o sin ella aquí, prefería quedarme sola al final para cambiarme de ropa cómodamente. Después de cuatro años de llegar a esta ciudad, aún no estaba acostumbrada a cambiarme en los vestidores frente a tantas chicas delgadas. Odiaba los Lunes por que a mi grupo le tocaba gimnasia justo después de las chicas de último año; el ambiente era tan incomodo, incluso para mis compañeras de clase. -Que envida, tienes el peso ideal, dime tu secreto.

Agudicé mi oído, sintiéndome interesada por su respuesta de momento. Eunji dejó escapar una risita juguetona y yo asomé mi cabeza entre la puertilla del casillero para observar. La rubia le pidió a su amiga que se acercará con una señal de su dedo, con una sonrisa traviesa en sus labios la chica de cabello negro se acercó. -Tomé una cita en el consultorio de nutrición de la escuela.- Dijo simplemente, su amiga rodó los ojos para después mirarla incrédula.

-No te creo, yo también he tomado una cita con la Dra. Jung, pero ninguna de sus dietas me sirve.- Se quejó cruzándose de brazos, Eunji la miró con una sonrisa.

-Es por que son dietas para mantener un peso saludable, no perfecto.- Le palmeo la cabeza suavemente y tomó asiento en una de las bancas, la miró y cruzo sus piernas; me parecía realmente incomodo verla pasear tan despreocupada  en ropa interior, tenía demasiada seguridad en sí misma. -Aquí el verdadero secreto.- Añadió susurrando, meneando sus caderas siendo un poco coqueta. -De las dietas que te de la Doctora, solo come la mitad.- Batió sus pestañas y sonrío con inocencia fingida.

-Oh por dios, eres una maldita zorra astuta.- Eso pareció ser un cumplido por parte de la chica pelinegra, se sacó su blusa de deporte y la cambió por la camisa de uniforme. -Pero...¿Eso no es malo para nuestra salud?- Cuestionó mostrándose preocupada, se agachó un poco para colocarse el pantalón del uniforme escolar.

-Nah. Tú estás a pocos kilos de estar en tu peso ideal, un par de semanas comiendo poco no te harán daño.- La convenció Eunji abrochándose la camisa de su uniforme. -No eres como otras personas, que para ser sincera no deberían ni siquiera beber agua.- La rubia dirijo su mirada en mi dirección, rápidamente metí de nuevo mi cabeza en el casillero.

                ¨Fin¨

-La mitad será.- Me auto convencí y controlé de seguir comiendo.  Llevaba haciendo esto alrededor de  un año, con la dieta extrema de Eunji y bastantes horas de ejercicio al día comenzaba a mostrar frutos, pero aún estaba lejos de conseguir mi peso ideal. Tenía un vientre plano y levemente marcado, pero mis muslos se rehusaban a deshacerse de su peso; eran tan voluminosos como los de un elefante, por ello me veía en obligación de usar pantalones holgados. 

No scars to your Beautiful ; Bang Chan.Où les histoires vivent. Découvrez maintenant