Calor humano

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Disclaimer: snk pertenece a Hajime Isayama.

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Un eco reverberante que abrasaba sus oídos. Notaba que todos aquellos sonidos parecían fluctuar entre las paredes sin ser capaces de llegar a su cerebro. Intentó visualizar a través de la escasa luz que entraba por la ventana cuantas horas llevaban allí. Había visto que la sombra que arrojaban las vetas de la madera habían cambiado en varias ocasiones. Probablemente más de cuatro horas.

Cada reunión con el consejo tenía una tildación similar. Extenuante, y sin ser capaz de llegar a ningún tipo de acuerdo real. De nuevo se habían recortado los fondos para la exploración. No les interesaba que los humanos salieran de las murallas, era algo demasiado costoso. Y existían prioridades.

Mientras intentaba mantener la compostura dirigió una mirada rápida a su comandante. Quién no se esforzaba por disimular que le extenuaba estar allí. Parecían meros muñecos que simplemente se limitaban a mantener aquella sala más abarrotada. Sin ser capaces de comentar absolutamente nada en los temas que iban a debatirse aquel día. Política de raciocinio. Algo habitual en aquellos momentos.

Demasiada población, muy poco espacio para cultivar y plantar. Los agricultores tendrían que duplicar la cosecha o recortar los platos que daban a sus familias. Al ritmo que iban, una simple patata sería un gran manjar en unos años más. Tamborileó sobre la mesa mientras pasaban al siguiente punto del día. Labores internas de los ciudadanos. A fin de que ningún ciudadano holgazán esquivase su deber con el gobierno, toda persona mayor de quince años debería ejercer un puesto de ayuda en la sociedad.

De no ser así, debían alistarse al ejército por orden obligatoria. Otra estupidez. Ya se había decretado aquella ley varias veces. Engrosando la lista de cadetes en la legión, más cadáveres que dejar pudriéndose ante el frío sol de aquellos días.

La sombra volvió a cambiar. Otra hora había pasado. Notaba que el frío comenzaba a mostrarse a través de la condensación de los cristales. Otro punto a debatir. El invierno. Años anteriores llegó a erradicarse una epidemia gracias a los conocimientos de un médico de un distrito de la muralla Maria. Pero no querían arriesgarse. Diezmar la población a propósito era un hecho, mandandolos a filas. Pero no les convenía perder a todos aquellos ciudadanos que llenaban sus copas de vino cada invierno por culpa de un simple resfriado.

- ....... escasez de medicamentos, se debería replantear... - la cansada voz del comandante general leyendo un mero trámite. - Por consiguiente, nos abrimos a propuestas para encontrar una solución a este problema.

- Creo que se debería informar a los hospitales de este hecho para racionar también el consumo de medicamentos – uno de los altos cargos, alguien demasiado imbuido por su propio bienestar, irrelevante. Cuya voz hablaba con petulancia mientras añadía – Se debería reconsiderar pues, que ciudadanos podrán hacer uso de estos medicamentos.

- Tal vez debamos realizar registros en las casas de los aldeanos, suelen guardar medicinas en las alacenas. No sería justo que una familia entera goce de todo un arsenal mientras, nosotros, quiénes les protegemos, enfermamos – Erwin ni siquiera se molestó en levantar la vista, tampoco carecía de sentido su argumentación, y comenzaba a cansarle.

- Zackley, reconsidera esa posición, hay demasiados niños que morirían este invierno – finalmente, la única voz que le representaba allí. Shadis, su comandante, que parecía temblar en su voz mientras hablaba.

- Pueden procrear todo lo que quieran en primavera – respondió con severidad.

- ¿Acaso esta medida se trasladará también a los familiares de los que nos encontramos aquí? - Keith Shadis era consciente de que no tenía familia, y sin embargo, una vieja amiga no paraba de asaltar sus recuerdos, con un pequeño niño en brazos.

Decisiones y arrepentimientosWhere stories live. Discover now