Misión suicida

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Disclaimer: snk pertenece  a Hajime Isayama.

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Ni tan siquiera habían recibido una despedida. Quedaba perfecta constancia de que cualquier persona dentro de aquellos muros no pensaba que volverían tras aquella misión suicida. Tal vez, habían accedido a aquella propuesta para evadir su propia manutención durante un par de semanas. Decidió no pensar demasiado en ello mientras terminaba de colocar una de las trampas y comenzaba a taparla con las escasas hojas que coloreaban el lánguido suelo.

Apenas habían recibido ataques, los titanes se encontraban menos inactivos en aquella época del año. Cada vez sentía más ganas de poder diseccionar a aquellas criaturas. ¿Por qué eran tan inactivas en invierno? ¿Ralentizaba su movimiento las nevadas? ¿Tal vez la escasez de luz solar? Sus ojos se alzaron hacia el cúmulo de nubes que comenzaban a tapar cualquier rastro de iluminación por aquel día.

Hizo un nudo con sus dañadas manos, hastiadas del contacto con el frío. Tal vez no morirían de inanición si no lo hacían antes por congelación. Sonrió internamente mientras cerraba su abrigo protegiendose del sol. Sólo quedaban unas escasas horas de sol. Si debían parar aquella noche, prefería tener algo que llevarse a la boca.

- No pareces afectada pese a que esto no podíamos ponerlo en el edicto – enunció su capitán mientras le acercaba un par de guantes para proteger sus manos del contacto –No podrás luchar con esas heridas en tus manos.

- Gracias, Erwin – no había hablado demasiadas veces con aquel hombre, pero siempre había admirado su capacidad de liderazgo y su determinación – Creo que es más interesante poder demostrar al gobierno que no necesitamos de suministros para llevar a cabo una misión.

- Lamento haberos ocultado esa parte –Se levantó de su posición y miró hacia el otro lado – Levi tampoco parece afectado por tener que conseguir su propia comida. No debemos malgastar el gas de nuestros equipos, así que estad atentos a un posible ataque.

- Descuida – sonrió de nuevo mientras comenzaba a rodear el árbol más cercano con la cuerda con la que seguía anudando su trampa – Hemos chequeado el perímetro a varios kilómetros a la redonda. De momento es seguro. Esta cornisa debería darnos suficiente tiempo para huir de ser necesario. ¿Los  caballos?

- De momento escondidos, se que ninguno de los dos conoceis la zona a donde vamos, pero en algún momento deberemos dejar los caballos atrás, asi que prefiero que aseguréis cada zona donde pasemos.

- Levi ya ha contemplado eso, si mañana conseguimos llegar a esa montaña, podremos utilizar una de mis trampas para protegerlos mientras escalamos. Cualquier enemigo que intente acercarse a ellos terminará empalado antes de que pueda siquiera tocar un de los estribos.

- Ya veo.

Parecía complacido mientras escuchaba a aquella mujer hablar. Sabía que había elegido bien. Hacía más de un año y medio que aquella mujer había entrado a dormir en aquellos barracones. Al principio, tal vez solo era una más, nada más que una recluta que moriría en el campo de batalla. Pero, tras la primera misión, detectó algo extraño en ella.

Mientras el equipo donde ella estaba asignada se retiraba y reunía sus caballos, ella no. Se acercó a uno de los árboles que la rodeaban y comenzó a arrancar un trozo de la corteza, escondiéndolo bajo su uniforme y que aún permanecía en algún lugar del extraño desorden que usualmente presentaba su litera en su habitación.

Durante semanas se preguntó para que querría una recluta llevar consigo un trozo de madera ajada y rajada. Intentó preguntar a sus compañeras, pero todas esquivaban la pregunta. Hanji Zoe era una mujer demasiado extraña que actuaba sin ningún tipo de coordinación mental. Pero él sabía que no. Sabía que había algo detrás de todo aquello.

Decisiones y arrepentimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora