Moblit Berner

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Snk pertenece a Hajime Isayama.

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El humo lacerante emergía del tañido metal. El olor atravesaba sus fosas nasales, cómo cada mañana. Comenzó a servir con cuidado el té sobre su taza mientras el resto de reclutas ocupaban las mesas de su alrededor y la suya permanecía vacía. Prefería aquella escasez de contacto mientras no interfiriesen en el aroma que portaba aquella tetera.

Sus ojos viraron hacia la puerta cuando comenzaba a evadirse el mar de personas que entraban dispuestas a llenar sus estómagos. Otro día que tampoco aparecía en aquella sala. Comenzaba a acostumbrarse a que ella  jamás recordaba que desfallecería si no se alimentaba adecuadamente. Observó los alimentos de su plato, acostumbrado a comer poca comida. Tal vez debería haber cogido algún plato más.

- Huele bien – murmuró alguien que se sentaba frente a él - ¿Puedo servirme, Levi?

- Haz la mierda que te de la gana –sus ojos se encontraron con los de aquel capitán que parecía haber desarrollado una nueva tradición de acompañarlo durante aquellos solitarios desayunos.

- ¿Dé dónde has sacado la tetera? -comentó mientras comenzaba a vislumbrar las propiedades de aquel metal – No tenemos ninguna así en el cuartel.

- Me la regaló. Hace unos meses.

- ¿Hanji?

- ..........

- Parece muy útil, tal vez le pida que me consiga una a mí. ¿Por qué razón te la regaló? ¿Algún tipo de apuesta o...? - ¿por qué estaba interesado en aquella dichosa tetera? ¿Acaso pretendía sacar un tema de conversación?

- Dejate de hacerte el estúpido, Erwin, se que la acompañaste a comprarla. Me lo dijo claramente. ¿Se lo dijiste tú?

- No – sonrió complacido abandonando su papel – Ella ya sabía la fecha, pero los reclutas no pueden salir fuera del cuartel en horas de trabajo sin permiso. Así que me pidió que la acompañara.

- Y si no se lo has dicho tú, ¿quién mierdas se lo dijo? Jamás he hablado de eso con nadie. Ni siquiera lo celebraba con mi madre.

- No lo sé – aspiró el suave aroma del té mientras procedía a beber – Ella sóla averiguó tu fecha de nacimiento. Supongo que se ha encargado de investigarte bien. Nos vino bien ese dato puesto que en tu ficha personal sólo hemos podido poner tu nombre y tu edad.

- No necesitáis más datos míos en vuestros estúpidos papeles. - viró la vista hacia él de nuevo -¿Dónde está? Lleva una semana sin aparecer por aquí.

- Bueno, sabes que desde que le dimos el laboratorio, el gobierno la ha presionado para duplicar y triplicar la cosecha de medicamentos. Hace dos semanas estaba realizando algunos experimentos con abono.

- Hace cuatro meses que tiene ese estúpido laboratorio y vosotros no la dejáis salir.

- La verdad........es que ha sido decisión suya. Hoy nos hemos visto obligados a intervenir. Usualmente no comenta nada cuando nos trae los reportes que tenemos que darle al gobierno. Pero hemos cesado su actividad de inmediato –otro ligero sorbo mientras continuaba con tranquilidad – La hemos mandado a limpiar la artillería del almacén.

- Menuda estupidez. La mandáis de una sala encerrada a otra maldita sala encerrada.

- Tomamos esa decisión como castigo debido a la situación en la que se encuentra.

Decisiones y arrepentimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora