Prefacio.

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Ella se encontraba al otro lado de la puerta, entró sin temor alguno a aquella habitación antigua. Se notaba desde lejos que era una bodega donde un mafioso se escondía de las leyes. Se quitó unos mechones de cabello del rostro y los colocó detrás de su oreja. Acomodó bien la pistola en su bolsillo, de tal manera que no se notara y puso su cuchillo favorito en su bota de cuero brilloso antes de entrar. Guardó la compostura al ver a su jefe, corpulento y con aire dominante. Estaba vestido de blanco completamente, con un cigarro. Él no fumaba.

—Ya sabes porqué te llamé, ¿verdad? —dijo al exhalar el humo de su boca.

—Por lo de siempre, claro está. Pero quiero una gran suma.

—Tan ambiosa como siempre, eh. Cada vez me sales más cara.

—Gracias —dio una reverencia con sarcasmo—, por algo será, hago bien mi trabajo.

—La misma suma de siempre, triplicado —dijo él. Apagó su cigarro y lo botó al suelo.

—Genial, pero… ¿desde cuando fumas? —dijo sin rodeos. Para ella era espléndido que le ofreciera tanto, pero era extraño que él fumara.

—Solo es anciedad —ella asintió—. Bien, ¿trato hecho? 

—Claro, pero… ¿Por qué a ella?

—Para hacerle entender a una de las personas a las que más quiere, que conmigo, nadie se mete. 

Ella asintió y salió de la habitación, con la foto de una chica y toda su información.

—Serás presa fácil.

Ámame antes de matarte (Lesbian) [Concurso]Where stories live. Discover now