Capítulo dieciocho.

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Capítulo dieciocho.

[Narra Sascha]

— ¿Yo tenía algo que ver con él?

Ella me miró con arrepentimiento y abrió la boca.

—Yo te debía matar.

Quedé en shock. No sabía cómo reaccionar, solo me quedé estática ahí, parada en frente de ella con los ojos llorosos.

Tomé la cadena que me había regalado, la desabroché y miré el dije. Tenía la marca de una bala justo en mi nombre, “Sash”. Fruncí en entrecejo y le aventé la cadena en el pecho.

—Toma tu cadena. Ya no la quiero.

Me di media vuelta y caminé hacia una puerta que había en la habitación. La abrí y el sol me golpeó en la cara. Entrecerré los ojos y tapé los rayos de sol con la mano.

No sabía cómo volver.

—Sash, por favor…

—Te dije, que ya no me llamaras así. ¡No te quiero ver! —Me di media vuelta y quedé a escasos pasos de ella—. Todo fue una farsa. Nunca me amaste, solo lo actuaste para estar cerca de mí y matarme en el momento más indicado. Ya con la primera vez que trataste de matarme me debí haber alejado de ti. No estaría viviendo esto, no me hubiera enamorado de ti, no hubiera sufrido.

—No, Sascha, no fue una farsa. Solo al principio, luego me di cuenta de la gran chica que eres.

—No. No me mientas más, por favor. Nunca sentiste lo que yo siento. Y me arrepiento mucho de amarte —dije y lágrimas se escaparon de mis ojos. Me las limpié con la manga de mi camiseta.

—Yo no me arrepiento.

Al decir eso, me tomó la cara en sus dos manos y estampó sus labios en los míos. Mi estómago dio un vuelco y traté de separarme, pero era demasiado fuerte.

—Esto no es una farsa —dijo al separarse de mí.

Apreté los labios y cerré los ojos con fuerza.

¿Por qué me haces sentir de esta manera? Me da rabia no poder ser fuerte.

—Llévame a casa, será mejor.

Al llegar, todavía no se me pasaba el enojo. En la calle había patrullas y una ambulancia. Mi estómago empezó a rugir y con temor me acerqué al policía más cercano.

— ¿Qué pasó? ¿Por qué están en mi casa?

—Señorita, lamento informarle que el hombre de esta casa… Lo asesinaron.

No sabría explicar cómo reaccioné. Solo atiné a decir:

— ¿Cómo se llamaba?

—Iván Lean.

Las lágrimas se apoderaron de mí, junto a la pena y angustia. No podía ser… Mi papá.

— ¡No! ¡Él no murió! Él no murió, joder…

Judie me abrazó y yo lloré en su pecho. No puedo explicar la tristeza que sentía en ese momento. Miré a Judie y ella apretó los labios. Me alejó de los policías y de la multitud y dijo:

—Fue… Fue Ryan.

Ryan era el hombre que trató de matarme en esa bodega. Grité en su pecho y las lágrimas no dejaban de salir.

— ¿Cómo sabes? Pero si él está muerto, tu lo mataste...

—Si yo no te mataba… él mataría a tu papá. Sascha, tu padre estaba metido en varios problemas. Ryan tiene demasiados contactos, seguramente al verlo muerto alguno de sus colegas llamó a otro contacto y dijo que lo matara... Tu papá se metió con el hombre menos indicado, no sé cuáles fueron esos asuntos, pero sí sé que Ryan te quería matar para hacer entenderle a tu padre que con él no se metía nadie.

— ¿Y tú lo sabías? No puede ser… ¿De nuevo me mientes? ¡Ya para!

—Sascha, entiende. Yo cuando mato a alguien, no me interesa su vida, no me meto en ella, solo mato y recibo, nada más. Yo no quería que tu papá muriese, ni mucho menos tú. Pero eras tú o tu papá.

Esas palabras dolieron.

—Vete.

—No me iré, Sascha.

— ¡Vete ahora mismo o le digo todo a la policía!

Ella me miró por última vez y se alejó.

Estallé en lágrimas nuevamente y me tiré de rodillas al césped. Mi padre había muerto…

— ¿Por qué? —Murmuré al cielo.

» ¿Por qué me pasa esto a mí? ¿No pudo haber sido nadie más? No quiero sentir esta pena. No quiero sentir nada. Todo lo malo ocurrió cuando llegó Judie, ella llegó a mi vida y todo lo malo empezó. Estoy harta de todo.

Ya terminé de contar mi historia, en este cuaderno. Tal vez malgasté hojas en escribir esto, pero ya no lo haré más. Me despido, adiós.

Una chica llamada Sascha Lean fue hallada muerta en su habitación con un cuchillo clavado en su corazón. Todas las pistas apuntan a un suicidio. En su estómago se encontraba un cuaderno y la última página decía:

“No todos los finales son felices”

Ámame antes de matarte (Lesbian) [Concurso]Where stories live. Discover now