Capítulo cinco.

1K 70 7
                                    

[N/A: En multimdia les dejo a nuestra querida Judie :3]

Capítulo cinco.

­— ¿Qué haces? —murmuré.

—Nada.

—Quítate de encima —ordené con firmeza, sinceramente no convencía a nadie.

—Te pusiste nerviosa. —Sonrió de lado.

—Mentira, estoy de lo más serena. Ahora quítate.

— ¿Y si no quiero? —Dijo levantando una ceja.

— ¿Te das cuenta que las dos somos chicas? —espeté.

— ¿Y qué? —dijo mientras paseaba su mano libre por mi clavícula y luego por mi cuello, terminando por sujetarlo suavemente y acariciarlo con el pulgar. Me tensé al tacto de su mano y su “caricia”.

Yo la miraba con temor en la mirada. Sentí que presionaba su mano. Estaba haciendo lo mismo que en el callejón. Pataleé y forcejeé. Colocó sus dos piernas a cada lado de mis caderas y sus pies sujetando mis piernas. Me tenía sujeta por todos lados y no podía moverme mucho.

—Me… Me fal-ta… ai…re —dije con dificultad.

 — ¡Oh, lo siento! —dijo riéndose. Pero todavía no me quitaba la mano—. Tienes una piel suave.

—Mal…di-ta… loca…

Aflojó su agarre y se incorporó en la cama, como si nada hubiese pasado.

—No sé qué me pasa… —Dijo después de un rato mirando el suelo.

—Yo si lo sé. Solo necesitas ir a un hospital psiquiátrico.

—Lo sé, pero no iré, no tengo presupuesto. —Me golpeé la frente con la palma de mi mano mentalmente.

— ¡Qué pena! —Dije apenada, me incorporé en la cama y me puse seria—. Vete, ahora mismo… por favor.

 —Solo lo haré porque quiero, no porque me lo dices —me sonrió sin separar la boca y se levantó de la cama. Se dirigió a la ventana y la abrió.

—Espera… puedes salir por la puerta principal… claro, si quieres. —Dije rascándome la nuca.

—Claro —dijo sonriendo—, gracias.

Asentí con un poco de amabilidad. La acompañé por el pasillo sin hacer mucho ruido, mis padres estaban durmiendo y Dante seguramente estaba revolcándose con alguna puta. Bajamos las escaleras y recorrimos la sala de estar, me detuve en la puerta e hice una seña para que se fuera.

—Adiós Sash —dijo amable, me dio dos besos en cada mejilla y se fue.

« ¿Sash? » Pensé con curiosidad. Vaya mote, ¿no?

No sé cómo la perdono tan fácil, casi me mata, y ojo, dos veces. E igual termino haciendo cosas por ella. Ahora por ejemplo, la dejé ir por la puerta principal, siendo que pude haber hecho que se fuese por la ventana y que seguramente se pegaría al pisar en falso en el árbol o yo que sé. Sinceramente no me comprendo.

***

Abrí los ojos pesadamente y me vi en mi cuarto como cada mañana. Menudo sueño, eh. Restregué mis ojos y fui directo al baño a darme una merecida ducha y a cepillarme los dientes.

¡Sábado! Genial. Pensaréis, ¿te saltaste el miércoles, jueves y viernes? No señores y señoras, entré al colegio el miércoles y por lógica, hoy es sábado. Día de Sascha.

Me coloqué una camiseta desteñida junto con una sudadera de estampado con el Ying y el yang, un buzo ceñido a las piernas negro y unas deportivas. Me hice una cebolleta* y ya estaba lista.

Tomé mi móvil y mis audífonos, bajé por las escaleras, me comí un yogurt y me despedí de mamá, que estaba súper entretenida leyendo revistas donde se compran artículos.

—Nos vemos, mamá, iré a hacer footing.

—Cuídate, amor. —Me dio un beso en la frente y salí de casa.

Un mix de electro house sonaba en mis oídos. Iba a paso moderado y ya había comenzado a sudar como cerda.

— ¡Hey, Sascha! —habló una chica a lo lejos, bueno, yo la escuchaba lejos por los audífonos. Me los quité y volteé. Era Mic con un atuendo parecido al mío. La invité con la mano a que trotáramos y ella se acercó.

—Hey, Mic —saludé alegre.

—Te ves en mal estado, eh —se burló. Claro, verme así no era como ver a una modelo paseando por ahí.

—Que graciosita.

Llegamos a un parque, después de haber trotado como unos cinco kilómetros alrededor de la manzana, que por no decir, era gigantesca. Nos sentamos en una banca alejada del resto de gente a tomar nuestras bebidas energéticas, las cuales compramos hace un rato.

— ¿Cansada? —Preguntó jadeando.

—Para nada, cinco kilómetros no es nada.

— ¡Que dices, tía! Nunca había hecho tanto —dijo llevándose una mano al corazón al ver que estaba acelerado.

—No es por presumir… pero he hecho hasta veintiocho. Todas las mañanas de los fin de semanas salgo a trotar.

— ¡Veintiocho! Madre mía… Estás en buen estado. —Dijo un poco recuperada y bebió un sorbo de su bebida energética.

—Ay, querida, me sonrojas. —Nos miramos y echamos a reír.

Ya cuando nos recuperamos de la corrida (ejem, ella se recuperó, ejem) y de la risa, nos levantamos de la banca y empezamos a caminar, como si tuviésemos todo el día para nada.

— ¿Qué tal si vamos a un centro comercial? —Me preguntó rascándose la mejilla.

—Me gusta tu idea, vamos a mi casa, nos duchamos, cojo dinero y avisas, ¿vale?

—Vale.

— ¡Me gusta esa blusa! Mírala, ¡es preciosa! —Señaló una blusa de tirantes con estampado de sandías. La miré y asentí.

—Cómprala. Yo vi esa de ahí —apunté con el dedo una sudadera de panda, tenía de fondo un círculo con palmeras y una vista tropical de atardecer, con el panda. Bastante ilógico… Gñe, un panda tropical.

—Un panda tropical.

—Pensé lo mismo.

Bien, compramos un montón de ropa; sudaderas, shorts y pantalones, blusas y calzado, yo un par de zapatillas y ella unos tacones. Nos tomamos unos helados y conversamos de cosas virales.

—Linda tarde.

—Me caes muy bien —dijo con una sonrisa amplia. Sonreí de vuelta y se me ocurrió una idea.

—Ven, una selfie. —Ya que está de moda… ¿Qué más da? Cogí el móvil y puse la cámara frontal con un efecto blanco y negro.

—Quedó genial —dijo al ver la foto, ella salía sacando la lengua atrás de mí y yo con los ojos entrecerrados y sonriendo más de lo normal.

— ¡Salgo divina, tía!

— ¿Y yo donde quedo? Soy una Top Model. —Reímos y nos encaminamos a nuestras casas.

------

Cebolleta*: coleta alta y con el cabello alrededor de esta. En Chile y no sé si en otros países se le llama tomate.

------

Vale, nunca he comentado en esta historia, bueh, hay una primera vez para todo, ¿no?

Me siento feliz de que les guste la historia, aunque no comenten (que me pone triste, pero no se puede hacer nada, no los obligaré), igual recibo sus votos; que son pocos, pero hay. Sé que la historia debe ser de acción, pero respetad que también Sascha tiene una vida normal, con su amiga Mic. No habrá acción y escenas de lucha en algo de tiempo, hay que dejar que la historia avance a su ritmo.

Eso es todo, quería dedicarle al menos algunas palabras, ya que no lo había hecho antes. Las quiero, (en especial a ti, jueza e-e) Adiós

Ámame antes de matarte (Lesbian) [Concurso]Where stories live. Discover now